Pedro Osorio Aguilar
Don Luis Artigue Layson, perteneció a esa generación de profesores egresados de la Escuela Normal que por razones de nombramiento llegaban desde remotos lugares, de pueblos y ciudades que sólo conocíamos en las dibujos del silabario o en las clases de geografía. Algunos con la lluvia todavía en su rostro y otros tan solo con su violín. Era más grande la vocación y la esperanza de una vida nueva que el reducido equipaje que los acompañaba en su viaje.
El señor Artigue fue uno de ellos y ejerció como docente durante muchos años en la Escuela Hogar de Taltal. Además desempeñó funciones como como profesor de inglés y director de la banda de guerra en nuestra querida Escuela Industrial. Fueron tiempos en que la vocación se desdoblaba para atender inquietudes y precariedades propias de nuestros hogares; don Luis caminaba con ella. Fue un soldado más de la alegría, sin restar elocuencia para dirigirnos y ordenar nuestra banda en cada desfile. Consideró que el scoutismo, más allá del uniforme, era pertenencia y cariño por las instituciones, era vestirse de verde para entender que la esperanza es una montaña que se tiene que subir cada día.
Dotado de gran memoria para detenerse en la calle y saludarnos sin olvidarse de nombres y apellidos, un gran padre con presencia en nuestra iglesia, siempre ordenado y puntual, acompañando a su familia a la misa del domingo.
Hace unos días nos encontramos en un lugar de la ciudad: conversamos y le regalé mi libro, "pero también consideré que era necesario este reconocimiento, porque don Luis representa a muchos profesores de vocación, que hicieron de Taltal un pueblo grande y gentil, "una comarca del corazón", como dice nuestro himno. .
El Señor Luis Artigue Layson, formador de generaciones, querido y recordado como un gran hombre que asumió su oficio con admirable profesionalismo y gran cariño, participa activamente en la Hermandad de la Costa, donde fue amigo y cófrade de Andrés, razón que lo distingue para invitarlo a esta columna.
Luis Artigue Layson