T oda acción humana importante implica un ritual previo. Proponemos sugerencias aplicables para aprendizajes fructíferos.
Estas sugerencias se inspiran en los "pilares" de la Unesco. Aprender a Ser: desarrollar mi conciencia valórica: indagar verdades, abrirse a los bienes de la creación, sintonizar con las bellezas que nos inundan; Aprender a Pensar: aprender a preguntar y las motivaciones que generan las preguntas; Aprender hacer: saber que lo que ejecuto responde a lógicas explícitas e implícitas, conocer los procesos, no basta la mecanización; Aprender a Convivir: dialogar, valorar el sentido de las palabras y cómo expresarlas, enriquecer las percepciones personales con las de los demás y respetar las diversidades, el horizonte del Bien Común; Aprender a Decidir: Hacerme cargo de mi pensar y actuar y sus consecuencias).
SUGERENCIAS: Los educandos deben "tomarse el pulso" de sus niveles motivacionales y los colegios deben crear los espacios, al menos dos días, para Talleres de Reflexión conducentes al compromiso consigo mismo por escrito: cuáles son sus cualidades, sus dificultades, sus recursos, condiciones para estudiar. Exponerlo entre 3 ó 4 compañeros y luego ante el curso para crear sus redes de apoyo. Forjar una convivencia para los aprendizajes. Organizar grupos de estudios entre los que aprenden más con quienes aprenden menos.
Personalizar los aprendizajes es concentrarse en el desarrollo de la autoestima en función del aprendizaje y viceversa. Se aprende errando, equivocando. Reflexionar es el combustible imprescindible para aprender: descubrir por qué no aprendo, me equivoco, qué me bloquea. Compartirlo con el profesor y compañeros. Reforzar, internalizar lo que estudio. ("Pasar materia" = abortar la tarea de educar).
Vivimos un desierto de comunicación interpersonal, "desierto creciente de anonimatos". Extasiados de artefactos que sólo "contactan", como entre hormigas. Si en educación no se propicia las intercomunicaciones, tendremos una sociedad cada día más "idiotizada" en términos de A. Einstein.
Estudiar no es para obtener una nota, estudio para integrarme a la vida, adentrarme en la naturaleza en sus principios y leyes de las cuales soy parte. Por ello puedo expresarme y comunicarme con mi mundo, con el mundo. El árbol se conoce por sus frutos, pero las raíces los sustentan. Las raíces del aprendizaje se abonan desde el sentir, el pensar, comunicar.
Pedro Aranda A.
Profesor de Filosofía
