Aurora de Chile
Samuel Burr Johnson, Guillermo Burbidge y Simon Garrison tenían en común, además de la nacionalidad, sus especialidades laborales como tipógrafos y prensistas. Fueron contratados, desde la lejana distancia, a través de intermediarios para viajar a un lugar remoto y desconocido, llamado Chile, que aún no se despojaba de su carácter de colonia española, pero confiaban en que podrían entender y darse a entender con su habla inglesa y aprender lo suficiente en español, para no morirse de hambre.
En la fragata mercante "Galloway", que zarpó desde Nueva York el 22 de julio de 1811, bien encajonada, venía la imprenta encargada desde Chile por Mateo Arnaldo Hoevel, de nacionalidad sueca. El comprador esperaba en Valparaíso el tardío arribo de la nave. Les dio la bienvenida a los tres norteamericanos y, entre todos, bajaron el cajón en el que venía la imprenta. Lo fundamental de ella era una prensa, artefacto de fina madera de nogal y armazón de fierro, de poco más de un metro de ancho, un poco más de largo y cerca de dos metros de altura. Traía, además, dos colecciones de tipos de plomo para la composición de textos y otra de tipos más grandes, de madera, para hacer títulos, más los elementos necesarios con provisión de tinta, papel y otros, para hacer funcionar la prensa.
Ya con la imprenta en su poder, trasladada a Santiago, e instalada, Hoevel la ofreció al gobierno, que encabezaba José Miguel Carrera. La compra se formalizó en marzo 11, 1812, más de un mes después que naciera "Aurora" (de Chile), cuando el artefacto ya estaba instalado y funcionando en una pequeña sala, en la Universidad de San Felipe, en Santiago (esquina de las calles Agustinas y San Antonio).
El gobierno también contrató a Fray Camilo Henríquez, sacerdote de la Congregación de la Buena Muerte, para que se hiciera cargo de la dirección y redacción del periódico. Así dieron vida material, el 13 de febrero de 1812, al primer periódico publicado en el país, Aurora de Chile.
Héctor González Valenzuela