Hermana Elsa y "su" Joyce
Durante años he conservado, de la Hermana Elsa, recuerdos muy especiales que van unidos a sus enseñanzas sabias. Dos escritores en especial: William Shakespeare y James Joyce han estado (para mí), ligados a su nombre y a su voz.
Un curso de "Cuentos de Joyce", me regaló la sorpresa de descubrir parecidos clarísimos entre los personajes extraídos de la ciudad de Dublín, con otros, reconocibles en cualquier ciudad, incluso las nuestras. Madres, novias, amigos fieles, fracasados, soñadores...
La Hermana Elsa se molestaba con las traducciones desprolijas que cambiaban el sentido de algunos datos importantes. Los corregía enseguida e íbamos rayando nuestros libros ubicando la frase o palabra correcta. (el curso se daba en castellano, pero ella dominaba los textos en inglés). A veces, sus puntos de vista no calzaban con los nuestros, pero cuidábamos muy bien de que no se enterara. Deseábamos, más que buenas notas, su mirada aprobatoria…
Al pasar los años, y cada vez que algún "creído" ha preguntado con sorna: "Pero ¡cómo! ¿no has hecho que lean Ulises?", he recordado a la Hermana Elsa y he respondido "Pues, no. Porque no veo que sean provechosos para los estudiantes. Prefiero que lean "El retrato del artista adolescente", y sobre todo, los cuentos de "Dublinenses".
Entiendo que no se puede perder el contacto con la literatura universal por muy partidarios que seamos de privilegiar lo nuestro. Sin embargo, propongo revisar y escoger lecturas accesibles según realidades e intereses de niños y jóvenes. Las traducciones de Ulises, por ejemplo, son complicadas y difícilmente producen en castellano el mismo efecto que la versión en lengua inglesa. Para los adultos, sin embargo, es otra experiencia.
El 2 de febrero se cumplen 135 años del nacimiento de Joyce, poeta y novelista irlandés. Ojalá no deje de leerse… y ojalá no olvidemos a la Hermana Elsa Abud, esta gran maestra.
Nota. James Joyce nació en Rathgar, Irlanda, el 2 de febrero de 1882.
Cecilia Castillo