Monumentos para Antofagasta
Decididamente, en Antofagasta acontecen cosas que darían material suficiente para un memorial poco grato de "lo que pudo ser…" "¡Las cosas de Antofagasta!", a ratos, mueven a sonreír, aunque nos duela por dentro la decepción!
Antofagasta contaba con una serie de monumentos, que el tiempo y el olvido han sepultado, sin ninguna explicación.
Ahora se anuncia que ha sido declarado desierto el concurso de un monumento al sabio Gustavo Le Paige. ¿Qué jurado lo acordó, así? Conviene conocer la autoridad profesional de quienes determinan nuestra estética urbana.
Lo grave, aquí no es la postergación de tan justo proyecto, sino el olvido de algo que se relaciona con el gran jesuita. Existe un proyecto magnifico de monumento suyo, realizado ¡nada menos¡, que por el notable escultor nacional Samuel Román Rojas, quien viajó a San Pedro de Atacama, intimó con Le Paige y creó una obra que, como todas las suyas, encierra fuerza, belleza y símbolo. ¿Qué pasó con este monumento que le concedería categoría al personaje y a la zona…?
¿Y qué pasa con el ya casi legendario mural de Carmen Cereceda, que estuvo hasta bendecido por monseñor Francisco de Borja Valenzuela en uno de los muros del Teatro Municipal…? No puede continuar "por allí"… Hallarlo es una obligación de dignidad. Contar con un mural de tanto valor sería brindar un incentivo de arte al turismo local, como lo realizan Chillán y Concepción, con los suyos.
Y hablando de esta "mala pata" antofagastina, recordemos que pudimos contar con el privilegio de una escultura de Tótila Albert, cuyo genio no se ignora en Europa. Se trataba de un monumento destinado a Bolívar. Un jurado improvisado acordó que "no se parecía mucho" a Bolívar el héroe creado por Albert, única razón para desecharlo. ¡Y Antofagasta perdió un bien de altísima calidad plástica!
Va a cumplirse el primer año de la muerte de José Papic Radnic, el gran benefactor de Antofagasta, el antofagastino por antonomasia: ¿y en qué va quedando su monumento…?
Andrés Sabella, 1983