"Una bienvenida al infierno"
comentarista deportivo
Que nadie se asuste. Solo queremos comentar que esta frase aparece en una pancarta a la entrada del estadio donde juega el club alemán St. Pauli en la Bundesliga 2.
Los jugadores saltan a la cancha a los sones de Hell's bells de AC/DC. Pero en realidad no se trata de la entrada al infierno, sino todo lo contrario, es la entrada al cielo.
¿Por qué? ¿Qué otra cosa si no el cielo, puede ser el hogar de un club de fútbol que en los turbulentos tiempos que corren se opone al fascismo, la discriminación racial y sexual o celebran el aniversario de la liberación de Auschwitz?
El FC St. Pauli es el club más progresista de Alemania, con una fiel hinchada desde hombres de negocios hasta estudiantes e incluso anarquistas y prostitutas, ya que el club está situado cerca de la Reeperhban, la célebre "milla del pecado" de Hamburgo con burdeles y clubes nocturnos.
Con más de 11 millones de seguidores en las redes sociales, su leit motiv es la diversidad cultural y la tolerancia. Fiel a su filosofía, han decorado el túnel de camarines y los 22 jugadores y el equipo arbitral han de caminar 70 metros entre calaveras dibujadas en las paredes y los últimos 15 metros por una jaula metálica.
Y eso que sus resultados deportivos son muy discretos. Son últimos y con peligro de perder la categoría. Sus jugadores respetan los valores de humildad y honestidad a lo sumo. Hace años tras el delantero Marius Ebbers le pidió al árbitro que le anulara un gol, porque sin querer lo había metido con la mano.
La publicidad en el estadio está a cargo de los socios y aficionados. Cuidan de que no sea sexista, ni homofobia o racista. Es un club culto, antisistema, refugio de buena gente, abre los brazos a los refugiados y lucha contra los desahucios.
Todo muy bonito e incluso parece mentira, pero así es, lo atestigua su estadio lleno, no les importa el resultado, ellos respetan los valores por los cuales luchan, aún hay buena gente.
Alberto
Pescio