Pese a las recurrentes palabras del presidente norteamericano electo Donald Trump respecto al cambio climático y sus efectos, en el mundo científico no cabe ninguna duda que el mundo enfrenta una realidad incontrarrestable. Precisamente, una proyección realizada en Estados Unidos estima que el nivel del mar habrá crecido dos metros al año 2100.
Las nuevas estimaciones, más pesimistas que otras, se basan en una mejor comprensión de cómo se ha comportado en el pasado la capa de hielo de la Antártida y en un análisis de cómo esta se verá afectada por el cambio climático en el futuro.
El análisis fue realizado por los expertos Michael Oppenheimer, de la Universidad de Princetown, y Richard Alley, de la Universidad Estatal de Pensilvania, en citas realizadas por la prestigiosa revista Science.
Según los estudios en los que se basó el artículo, la región del glaciar Thwaites, en la Antártida occidental, sería el lugar más probable para una rápida pérdida de hielo con su consecuente impacto en el nivel del mar. Esa zona, ubicada sobre el mar de Amundsen, se ha visto afectada por un continuo y acelerado retroceso de los glaciares.
En efecto, no es la primera vez que se alerta que el aumento de las temperaturas está teniendo efectos desastrosos en las zonas con hielo, tanto en los polos, como en lugares altos del planeta.
Ante esa realidad, el aumento de los océanos es una consecuencia obvia e inevitable que tendrá resultados y daños incuantificables para muchos países, en especial para las zonas costeras.
Migraciones, pérdida de sectores agrícolas, ciudades, instalaciones, etc. podrían observarse si el peor escenario llegara a concretarse.
Para los autores del artículo, la principal dificultad que se les presenta a quienes deben tomar decisiones sobre política costera es que tienen que hacerlo en base a proyecciones que no sólo "varían rápidamente", sino que también contienen un margen de incertidumbre "persistente".
Lo anterior implica aumentar los fondos para tales indagaciones, pero reconociendo que estamos frente a un problema real, y no ciencia ficción.