El ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, ratificó que Chile seguirá impulsando el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), pese a la decisión del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de retirar a su país del tratado una vez que asuma el cargo el 20 de enero.
La decisión no es ninguna novedad, el sucesor de Barack Obama había adelantado que no avalaba ese ingreso, lo que incluso había complicado a su competidora Hillary Clinton, quien cambió de opinión con el tiempo.
Antes habíamos precisado que el ingreso de Trump, así como el Brexit inglés, parecen marcar nuevos momentos en la globalización que conocemos. El proteccionismo comercial y político ha ganado terreno, aparentemente por los cuestionamientos respecto a quiénes beneficia el libre mercado, discusión que seguramente tomará fuerza en Chile.
No obstante, Heraldo Muñoz fue enfático en afirmar que nuestro país continuará con su apertura al mundo, en el entendido que esa integración ha demostrado ser útil para la nación.
El TPP es un acuerdo internacional que establece la mayor área de libre comercio del planeta, involucrando a 12 de países la región Asia-Pacífico y sumando unas 800 millones de personas. Estados Unidos, Japón, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
Todas esas naciones, que juntas abarcan el 40% del PIB mundial, negocian hace cinco años un acuerdo marco arancelario que afecta a industrias como la farmacéutica, la automovilística y la textil, y que establece algunas normas laborales y regulaciones medioambientales. Se trata del acuerdo regional más amplio de la historia.
Debe decirse que esto va en la lógica de desarrollo que ha implementado el país en todos estos años. Salir a competir al mundo, por cuanto se entiende que nuestro pequeño mercado nos hace imposible un desarrollo hacia adentro de manera competitiva. Chile debe estar convencido de aquello, pero también atento a los reclamos que aparecen.