Las cartas que escribía Lihn para sanar su corazón roto
"Las cartas de Eros" es un libro con seis cartas que Enrique Lihn les escribió a sus musas, reales y ficticias, en los ochenta. Andrea Lihn, su hija, dice que son interesantes porque están dirigidas al género femenino.
En esas cartas, Lihn era un macho prototípico aferrado a su posesión; un sujeto frío frente a tiempos violentos; un poeta joven y tímido frente a la poeta madre; un extranjero desafortunado interviniendo la academia norteamericana; un hombre demasiado viejo para comportarse como un adolescente, pero siempre un enamorado de forma platónica.
Algunas de las mujeres a quienes Lihn les escribe son bohemias y liberadas. Una está comprometida con la resistencia política, otra es una puertorriqueña en el departamento de Lenguaje en una universidad norteamericana. Está también la poeta nacional frente a la multitud. Todas son honestas y distantes, lo que no altera la extensión de la carta. Son seis carillas enviadas a cada una. Con ese material se editó "Las cartas de Eros", un breve pero exitoso volumen de Editorial Overol, publicado hace poco.
"Las cartas de Eros" solo se celebran. Juan Urzúa, investigador de la obra del poeta, afirma que en la poesía de Lihn "siempre ha existido un fuerte componente femenino, pero hasta el momento no se había observado un punto tan desprotegidamente autocrítico. Más allá de la intelectualización idealizante de la mujer o sus relaciones, busca por fin sincerar los motivos, causas y errores que arruinaron sus amoríos. Así devuelve al poeta a terrenos pueriles de las cotidianas relaciones humanas".
El poeta y editor Andrés Florit, en el texto que acompaña el libro, estima la escritura de las cartas en 1982. El autor salía del fracaso de una novela, "Las siete vidas de Eros", con gran similitud en el título de "Las cartas de Eros", pero distante en su contenido. Como apuntó en la presentación del libro la escritora y académica María José Navia, el poeta prescinde del retrato. Tácitamente esconde la infidelidad de alguna de las amadas. La reproducción de una hoja del manuscrito a máquina corregido a mano permite ver el arduo trabajo de corrección del autor, que significó para la editorial Overol dar a luz estos textos, aunque algunos de ellos ya habían tenido instancias públicas.
El libro habla de amores tortuosos e incompletos. Pero también desvía sus evocaciones románticas clásicas para dirigirse a Gabriela Mistral a veinte años de su muerte, en un texto para leer en otra clave. Rodrigo Pinto lo considera "un ensayo luminoso y brillante sobre una poeta que no cesa de crecer". Lihn juega con la verdad y la ficción, afirma que las mujeres son imaginadas, pero las confiesa reales, y la poeta fallecida es la única que no le podrá leer. Es un homenaje a la distancia, editado antes por la editorial Canimagen y compilado en "El circo en llamas".
La escritura significa una forma de amor distinta en este caso ligada a la admiración. Nunca le habló directamente a Gabriela por timidez.
Cristian Geisse, especialista en la obra de la Mistral, dice que sabía de la admiración que Lihn tenía por la Premio Nobel. "A mí nunca me parecieron monstruos del todo distantes. Tiene que ver con una independencia intelectual muy dura, muy radical, que los emparenta. También con una franqueza demoledora. En el caso de Lihn a veces llega a ser brutal. A mí me parece alguien muy duro consigo mismo y con los demás. La primera de las cartas muestra un cinismo sin risa, una inteligencia muy afilada. Cada tanto sale con poemas de cierta dulzura muy conmovedora, y con cosas como la carta a Gabriela, textos que enternecen, que son luminosos y que hacen brillar los ojos", describe. "La hubiera preferido a la Ingrid Bergman en cualquier parte del mundo", dice una parte de la carta. Toda la carta revela que la leyó y la amó bien.
La carta a "Consuelo" inspiró un personaje en el montaje "Enrique por Lihn"(2001), dirigida y escrita por Roberto Baeza. Fue protagonizada e impulsada por Andrea Lihn, única hija del poeta y propietaria de los derechos de su obra.
Andrea Lihn cuenta que "cada carta era un mundo aparte y me pareció necesario mostrarlas en su totalidad. Además, siempre he tratado de respetar los deseos de mi padre y al encontrar estas cartas estaban muy bien ordenadas, lo que me dio la impresión que la idea era publicarlas en algún momento".
-Andrea, ¿considera la publicación de algún otro inédito en el corto plazo?
-No podría decir que tengo alguno en mente. Soy muy sigilosa en la aparición de nuevos títulos. El próximo año saldrán varios libros, así que de algo inédito, ni pensar. Creo que una buena estrategia es darle de a poco al lector, sobre todo en lo que se refiere a la poesía; es necesario asimilarla y dejarla descansar sobre el velador por un buen tiempo. La misma editorial Overol lanzará muy pronto un pequeño librito que no tuvo ninguna circulación en su época, lo dejaré como una sorpresa.
-¿Reconoce a algunas de las protagonistas del libro?
-No me corresponde dar nombres, me lo reservo. No es necesario. Además, algunas son historias paralelas y de seguro otras imaginarias también. Creo que lo que las hace interesantes es que están dirigidas al género femenino, que develan historias de ires y venires, algunos equívocos, a mi entender, como los de cualquier otro mortal.
Se estima que Enrique Lihn escribió en 1982 las cartas que dan origen a su último libro.
Por Cristóbal Gaete
Los domingos eran difíciles para Enrique Lihn. El escritor percibía en su soledad el costo de las renuncias a una vida estructurada. En esos días escribía cartas. Cartas a Consuelo, Ariel, Teresa, Gabriela, Adelina y Beatriz. En ellas desarrollaba facetas íntimas y paradigmáticas de la época. Por ejemplo, el amor libre y la suspensión de la maternidad, asuntos de avanzada para los años ochenta.
las infieles
alfonso gonzález ramírez
ARCHIVO ZIG ZAG / EL MERCURIO