Una transformación profunda en el país
La sociedad reclama una mayor injerencia del Estado, cuestión que incluso sobrepasa la ayuda exclusiva a los sectores más desposeídos. Debe ser para todos. Debe reconocerse que son los esfuerzos individuales, que entonces generan olas colectivas- los que generan los mayores cambios a todo nivel. Eso es lo que ocurre en el mundo. ¿Es el Estado la solución?
Hace 10 años, en 2006, los chilenos estimaban que la "responsabilidad personal" era la característica principal para el éxito en la vida. Desde entonces, la cifra cayó hasta quedar empatada con quienes puntualizan que ese resultado es "responsabilidad del Estado", que, por contrapartida, registró una enorme alza.
La "responsabilidad personal" es entendida como que cada persona debería preocuparse y responsabilizarse por su propio bienestar; mientras la "responsabilidad del Estado", da cuenta que es el Estado quien debe hacerse responsable por el bienestar de las personas.
Ambas condiciones están empatadas en 35 puntos. Mientras la primera estaba en 43, hace una década y la segunda, en apenas 25, vale decir, hace 10 años había casi 20 puntos de diferencia que hoy ya no existen, da cuenta la Encuesta Bicentenario realizado por la Universidad Católica y GfK Adimark.
Chile era en efecto el país distinto de América Latina, precisamente por cuestiones como ésta. ¿Qué pasó, entonces?
Una tesis -compartida por Ignacio Irarrázabal y Roberto Méndez, encargados del estudio- es dar cuenta de los discursos que desde hace un tiempo están presentes en el país: la mayoría apunta a fortalecer y reclamar las potencialidades de lo público, a nivel colectivo y también fuertemente a nivel individual. La educación ha sido el estandarte de lo anterior, pero lo mismo se reclama en salud, justicia, pensiones, etc. Que el Estado se haga más fuerte, porque no está cumpliendo su rol y/o está disminuido respecto al poder que tiene el sector privado, especialmente las grandes empresas.
Es difícil decir si la migración de estos paradigmas es positiva o negativa, pero evidentemente esto acarreará una forma de hacer política de una forma distinta. Ya lo hemos visto con las promesas de campaña del actual gobierno y se advierte en las discusiones que presentan los actuales precandidatos.
Como corolario, sí debe reconocerse que son los esfuerzos individuales, que entonces generan olas colectivas- los que generan los mayores cambios a todo nivel. Eso es lo que ocurre en el mundo.