Patricio Vega Contreras
Siempre lleva su bolso colgado del hombro al llegar y salir de su consulta. El kinesiólogo Rafael Bannura inició hace 16 años una cruzada al mando de la Corporación Oncofeliz con la intención de entregar mucho más que sonrisas a los niños afectados de cáncer, una tarea donde la vida se celebra a cada minuto.
A los 8 años, su hijo (hoy es médico) fue diagnosticado con la enfermedad y desde ese momento mantiene un compromiso a toda prueba para entregar una mejor calidad en el tratamiento a los pequeños pacientes, traducido en la entrega de medicamentos (drogas), pasajes aéreos, leche y todo aquello que no es cubierto por el sistema de salud.
'ajustes'
Sin embargo, los ajustes en la minería también remecen con inusitada dureza a Oncofeliz, a tal punto que este año la directiva suspendió el tradicional bingo ante el escaso apoyo y por la salida de un importante número de socios. La apuesta es la colecta de mañana para nutrirse con un nuevo oxígeno económico y poder solventar los gastos más urgentes.
Bannura, como presidente y fundador de la institución, admite que la situación es delicada y eso se le nota en la cara y al momento de hablar. De los 150 millones de pesos que necesitan para entregar sus diferentes servicios, este año sólo suman más de 20 millones, por lo que debieron adoptar medidas extremas: congelar la entrega de leche y de algunos remedios.
¿La baja del cobre y despidos explican esta crisis que los afecta?
-Estamos prácticamente quebrados, no tenemos plata ni para los remedios. No tenemos dinero para cumplir nuestro objetivo, eso no lo hemos podido hacer. Nuestros socios colaboradores comenzaron a desaparecer desde el año pasado y las pequeñas empresas que nos ayudaban con mucho cariño, ahora no lo hacen por el problema económico y la cesantía. Quiero dejar en claro que ninguna gran empresa nos colabora.
¿Y cómo están funcionando?
-Hay cosas que ya no podemos hacer. A la oncóloga ya le dijimos que no podemos comprar droga, ni pasajes aéreos a Santiago para el tratamiento de los niños. Tampoco podemos entregar la leche que necesitan. Y eso es algo que duele.
¿Cómo han reaccionado los padres de los niños ante esta situación?
-Primero, se sorprenden y luego hay una evidente tristeza, y más de alguno se enoja. La idea es seguir, 16 años no lo podemos tirar al suelo, éste es un tema familiar y que significa mucho para mí.
Cariño
¿Y cómo se convive con los niños oncológicos con estas limitantes?
-Cuando un niño fallece, se va un hijo. Es triste todo esto. No hemos podido en estos 16 años que la familia que queda sin su niño, se acerque y nos deje hacerle un cariño de contención. Es mucha la pena que queda y la familia se aísla. Hoy la sobrevida es sobre el 90% y los niños tienen muchas más posibilidades que antes, y nosotros ayudamos a los menores. Antes la cobertura era de Arica a Copiapó, pero ahora estamos centrados en la región por un problema de costos, que no podemos solucionar.
¿Cómo pretenden captar nuevos aportes, tomando en cuenta el complejo escenario económico?
-Necesitamos que, primero, la gente nos ayude el viernes con la colecta. Nuestra fuerza la enfocaremos a las redes sociales y ya estamos pensando varias cosas. Tenemos que aprovechar esta instancia y la prensa para dar a conocer lo que hacemos. Ahí estamos pensando que la gente nos puede ayudar. Antes nos colaboraban mucho los sindicatos, pero el asunto cambió por la nueva realidad económica.
¿Están muy endeudados?
-No, eso es lo bueno. Dejamos de entregar drogas para no hacer frente a la nueva realidad que tenemos. Por eso preferimos cancelar el bingo de este año, a fin de no complicar más el asunto. Lo que sí, no podemos seguir de la misma manera.
¿Oncofeliz corre el riesgo de desaparecer?
-A nuestra familia nos iluminó Dios. Por el tema de nuestro hijo comenzamos en esto y vamos a seguir. Hay muchos niños que necesitan dinero para cubrir sus necesidades y estamos en esto hasta que podamos.
¿Qué pasa si el panorama no mejora?
-Obviamente cerraríamos. Lloraría un mes por la pena... La verdad esto lo expuse al directorio, y hubo un silencio total. Todo esto nos dio como rabia, pero a la vez nos motivó a hacer nuevas cosas, no nos vamos a rendir así como así.
¿Cuánto tiempo se pueden mantenerse en las actuales condiciones?
-Sólo tres meses. Es triste, pero es la realidad.
¿Qué mensaje le daría a la comunidad?
-No hay que esperar tener un hijo o nieto con cáncer. No hay nada más triste que tener un pequeño con esta enfermedad. Acá tenemos niños de un año con cáncer. Cómo no se van a dar cuenta, y lo digo con mucho respeto, que cada uno de estos niños necesita seguir viviendo.
"Necesitamos que, primero, la gente nos ayude el viernes con la colecta. Nuestra fuerza la enfocaremos a las redes sociales. Hay que aprovechar esta instancia"."