#Ni una menos
"Malos tratos e incluso atroces violaciones, nos dejan perplejos y horrorizados por la bestialidad".
Hace pocos días se realizó un movimiento internacional en repudio a la violencia de género, situación que cada vez ha ido, desafortunadamente en aumento. Lamentamos a diario informarnos y constatar que los femicidios, desgraciadamente abultan los noticieros chilenos e internacionales. Remece el alma de cualquier ser humano, escuchar que los crímenes de mujeres van en desatado aumento y lo que nos deja realmente perplejos, es ver como en ocasiones éstos se cometen con pequeñas niñas que recién empiezan a vivir.
El respeto a la vida es un sagrado derecho y parece inverosímil ver como se vulnera el derecho a la vida de las mujeres.
Carga sobre nuestra sociedad la responsabilidad de que algo está gravemente fallando en la formación valórica de las personas. Una sociedad que descuida la sustantiva formación de sus integrantes en el importante marco valórico y moral, está desafortunadamente condenada a grandes sufrimientos y atrocidades que nos sitúan en un muy bajo plano espiritual. La mujer por su condición de madre, fragilidad física y fuente de amor incondicional en el seno de todo hogar, merece el mayor respeto en este convulsionado mundo.
Recuerdo haber leído hace un tiempo atrás, un texto escrito por una mujer que me encantaría que fuera meditado palabra a palabra por quienes tienen la gentileza de leerme. Este dice así: "Al negarnos en principio a respetar a cabalidad la vida de una mujer, estamos cruelmente destruyendo la vida misma…".
La mujer, es fuente de vida y ternura inagotable, afortunadamente hoy la sociedad ha despertado y está con decisión y energía defendiendo la vida, representada en este caso en la sagrada imagen de la mujer. Nos basta recordar a cada uno que estamos en este mundo gracias a una abnegada mujer. Nos alzó orgullosa en sus brazos como su mayor tesoro y nos enseñó de su delicada mano, a dar nuestros primeros pasos, enjugó también, nuestras primeras lágrimas y fue y será siempre nuestro mayor consuelo y tesoro.
No olvidemos nunca que: "Hay una mujer que tiene mucho de Dios y mucho de ángel, por la prolijidad de sus cuidados…". Dice el poema: "Hay una mujer…". Que jamás se nos olvide.
Martín Bretón Olmos
Magister en Política Educacional