Plano y falto de espíritu
Los estudiosos de las leyes lo dicen: toda ley debe tener un espíritu. En un anterior artículo titulado "Plano plano" me referí a los alcances que desde mi punto de vista debiera tener todo plano regulador que, tal como su nombre lo indica, debe normar y regular el ordenamiento urbano de una ciudad, y por tanto, como toda normativa oficial, pertenece al ámbito de las leyes.
En dicho artículo expresé que al parecer el Plano Regulador de Antofagasta es… plano, como una legítima ironía, a lo cual ahora agrego que al parecer también falto de espíritu ¿Qué dice el Plano Regulador de Antofagasta sobre el emplazamiento de labores industriales a metros de monumentos naturales como La Portada? ¿Qué dice sobre el emplazamiento de bencineras en el borde costero y para más remate a metros de flora autóctona?
Respecto del centro de la ciudad, ¿qué dice del respeto a la fachada continua como aspecto importante de la fisonomía urbana? ¿Por qué el plano regulador autoriza la construcción de voladizos en este sector rompiendo la faz de la fachada continua? ¿Por qué autoriza la construcción de edificaciones en esquinas sin el corte en diagonal que debe tener toda esquina de este sector? ¿Por qué permite mutilar edificios de estilo neoclásico para instalar letreros y cierres metálicos de locales comerciales, rebajar ventanas, instalar falsas marquesinas, etc.?
¿Que el plano regulador no norma las fachadas?, pues si así fuera, ¿qué espera el municipio para elaborar una ordenanza que regule y ordene al menos el centro de la ciudad para impedir que letreros publicitarios tapen los dinteles y arquitrabes de las ventanas o lisa y llanamente la ventana entera? ¿O para evitar la aparición de falsas cornisas y marquesinas? ¿O para evitar la aparición de galponería metálica barata en todo este sector que merece cierto respeto y consideración?
Que al "plano" sin espíritu se le agregue una tercera dimensión, justamente la del espíritu de cuidar y contribuir al aspecto estético de Antofagasta.
Rafael Ramos Psijas