Narciso y su doble
La novela El retrato de Dorian Gray, escrita por Oscar Wilde antes de 1890, tiene más de un siglo de existencia y aún conserva su juventud. No se trata sólo del pacto fáustico que realizara su autor para sobrevivir en el inconsciente colectivo del arte occidental, sino que nos deja un legado como tratado de estética y reflexión filosófica sobre el paso del tiempo, la belleza, la creación y la moral. Esta obra, publicada originalmente como novela breve en una revista estadounidense, fue ampliada por el autor para convertirla en novela, cuidando de agregar un prefacio y reflexiones en boca de los personajes que lo desmarcasen de posibles lecturas autobiográficas, aquellas que lo perjudicaron cuando tuvo que someterse a un juicio en 1895, tras ser acusado de atentar contra la moral y las buenas costumbres por mantener una relación sentimental con el hijo de un noble. Para Wilde el arte era algo "magníficamente estéril" y los libros considerados inmorales eran "libros que suelen mostrar al mundo su propia vergüenza", pues "lo que en realidad refleja el arte es al espectador y no a la vida".
El retrato de Dorian Gray cuenta la historia de un adolescente noble de extraordinaria belleza quién es pintado por el artista Basil Hallward. Tras esto el joven manifiesta el insensato deseo de conservar su juventud y que el retrato envejeciera por él, que la perfección de sus rasgos permaneciera intacta, y que el rostro del lienzo cargara con el peso de sus pasiones y de sus pecados. De esta forma, el cuadro sería el emblema visible de su conciencia. Con el tiempo Dorian se fue corrompiendo con los vicios mundanos y envileciendo gracias a su vanidad alimentada por Lord Henry Wotton, un cínico personaje que influye en el protagonista gracias a su ingenio y postura hedonista ante la vida, para quién "el alma puede curarse por medio de los sentidos, y los sentidos por medio del alma".
A través de ocurrentes aforismos y paradojas se va desarrollando un relato que se transforma paulatinamente en una historia gótica y sombría que transcurre contrastando el lujo y la ostentación y la pobreza de los bajos fondos, en donde Dorian busca comprar el olvido, perdiéndose en los fumaderos de opio y enamorándose cada vez más de la belleza de su propio rostro intacto, que iba torciéndose irremediablemente en su interior.
María Constanza Castro M.
Académica Escuela
de Periodismo UCN
Máster en Literatura.