A75 kilómetros al norte de Taltal, a unos 2 mil metros sobre el nivel del mar, se ubica la quebrada El Médano, uno de los sitios arqueológicos más singulares de la Región de Antofagasta, especialmente por su arte rupestre y la forma en la que los antiguos habitantes de la costa, los changos, expresaron su vida en general.
Casi carente de vida, el lugar retiene algunas especies vegetales y huellas de vestigios hídricos dejados por las precipitaciones históricas de la zona.
Hace aproximadamente un mes, 'Caminantes del Desierto', agrupación ecológica que recorre la región hace más de 12 años, visitó el lugar con el historiador Héctor Ardiles, a modo de explicar los misterios de esas pinturas.
De acuerdo a Mauricio González, encargado de flora del grupo, "el yacimiento pictográfico fue reportado por primera vez por Augusto Capdeville en 1923 y localizado en un mapa por un pariente suyo en 1956 como 'Piedras Pintadas de la Quebrada Médano'".
Sin embargo, la información de Capdeville pasó inadvertida por 50 años, hasta que un oportuno dato condujo al investigador Hans Niemeyer a registrar y relevar las pinturas en 1973. Por eso el apellido Capdeville fue otorgado al Museo de Taltal.
Para adentrarse en la quebrada, la expedición transitó por laderas pronunciadas en las que aparecían muros de 5 a 10 metros con temperaturas que bordeaban los 20°.
Tortugas pintadas
En ella estaban fijas las pinturas rupestres de color rojo con formas de siluetas de cetáceos, lobos de mar, peces espada, peces martillo, rayas, tortugas marinas y otras criaturas.
"Incluso hay escenas de individuos a bordo de diminutas balsas de cuero de lobo marino, tirando con sus cuerdas de arpones clavados en el lomo de enormes cetáceos. Pero no todo está relacionado con el mar", comentó González.
Aquellos habitantes también retrataron a cánidos (zorros) y cazadores flechando camélidos (guanacos), sin embargo, ya es notable el deterioro de las más expuestas al sol.
'capilla' de changos
El lugar resulta mágico y desconocido para el historiador Héctor Ardiles, por lo que "es bueno que no lo conozcan mucho, porque sino podría ser dañado" y es ahí donde se pone en valor la cultura de los habitantes de la costa del Desierto de Atacama, alejada de los parámetros primitivos con los que se suelen mirar a los antepasados.
"Es fundamental ese tipo de arte o expresiones que tuvieron tempranamente, porque te das cuenta, mirando las pictografías, sus dibujos sobre el cómo recreaban su vida cotidiana y porque estos murales, con palabras actuales, reflejan la cosmovisión de una vida costera de hace miles de años de la cual los antofagastinos somos herederos", dijo Ardiles.
Por ello destaca el sentido artístico, religioso y extraordinariamente poético que tuvieron, al igual que otras culturas en el mundo, estos habitantes. Elementos que aportan al patrimonio cultural de la región.
Sobre las pinturas, en las que aseguró ver mantarrayas y algunas rutas, Ardiles mencionó que "ahí se ve todo el mundo de la caza de guanaco, la caza marina, el (mundo) de las estrellas, muestran sus sentimientos y vida cotidiana. Esos agradecimientos, ofrentas y admiración por la naturaleza que les da la vida y el sentido e impulsaban el día a día".
Respecto a la espiritualidad de esta cultura en el Médano, Ardiles subrayó que "hay un lugar que le dimos el sentido de la catedral, por el lado monumental, el suelo, las paredes, todo está revestido con pictografías, es como la Capilla Sixtina de los changos".
Por eso, la expedición valoró el esfuerzo que hicieron los changos por revestir estos roqueríos y cubrirlos con esas figuras, ya que dejaron plasmada su visión de su entorno. "Es un sentido mágico, no sólo una práctica carente de hacer por hacer, les generaba un placer, un sentido de pasión", agregó Ardiles.
¿Es cierto que allí hubo intercambio de chango con la cultura Licanantay? "Por lo que vimos ese día in situ estas quebradas dan a ciertos lugares que eran rutas de trueques, pasando por Paposo al salar y después al Alto Loa. Y efectivamente permite establecer que existió ese intercambio, que efectivamente puede ser así. Pero lo que está más probado es la eminente presencia de la cultura costera, que podría irse hacia arriba y podría encontrarse con la gente del Loa, porque en las pinturas vemos la presencia de gente costera, no hay llamas o atacameños, no hay vegetación exógena. Es flora, fauna y expresión de la cultura costera", destacó el historiador.
El Médano revela cómo vivían los primeros habitantes de la región
"El desconocimiento de la existencia de este maravilloso lugar y las dificultades de acceso, dan como resultado un lugar libre de todo vestigio de la modernidad, especialmente de basura".
Mauricio González,, 'Caminantes del Desierto'"