¿Cómo andamos por casa?
"Comparados con los países nombrados, aún somos niños de pecho en materia de corrupción".
El Senado de Brasil aprobó la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, en lo que es el caso más palpable de corrupción en Latinoamérica. Porque también el expresidente Lula da Silva está involucrado en un desfalco cercano a los mil millones de dólares en Petrobras.
Pero no es un caso excepcional, porque en Argentina la situación es similar. Maletas con miles de dólares que pretenden ser enterradas en un convento, pagos de sobornos en efectivo para que no queden huellas y todos los malabares para que los fondos públicos pudieran ser robados. De esta manera, Néstor y Cristina Kirchner aumentaron su patrimonio en 3.540%, mientras estuvieron en el poder.
En Nicaragua, la corrupción es de tono mayor. Daniel Ortega, según su última declaración de probidad, dijo tener 217 mil 943 dólares. Sin embargo, el mandatario se moviliza en dos camionetas Mercedes Benz de lujo que por sí solas valen mucho más que lo declarado. Y su mujer -eventual sucesora para perpetuar una dictadura en democracia- controla junto a sus hijos el grupo Alba, un millonario emporio de negocios y un conglomerado de medios que incluyen canales de TV, emisoras de radio y periódico.
En Bolivia, Evo Morales enfrenta denuncias por tráfico de influencias, involucrando a su expareja Gabriela Zapata, que ha obtenido varios contratos millonarios del gobierno con una cartera de 560 millones de dólares. Además, durante su prolongado mandato, el país altiplánico, segundo exportador ilegal de coca, presenta bullados casos de detención de personajes públicos involucrados en el tráfico.
Escudriñando el mapa latinoamericano, llegamos a Venezuela, país que en materia de corrupción, da para una nota aparte. Basta con señalar que el "narcochavismo" tiene a esta nación ubicada por lejos en el último lugar de Latinoamérica. Mientras la familia de Maduro y Chávez se han enriquecido su pueblo no tiene ni comidas ni medicamentos.
Chile ha ido bajando paulatinamente de lugar en materia de probidad. Penta, SQM y especialmente el Caso Caval son los peores ejemplos. Sin embargo, comparados con los países nombrados aún somos niños de pecho en materia de corrupción. Pero, cuidado, que los niños también crecen. Y hay que enderezarlos a tiempo.
Waldo Mora Longa
Exintendente Región de Antofagasta