La adicción de jugar Pokémon Go por calles y paseos de Antofagasta
TECNOLOGÍA. El Parque Brasil y la Costanera aparecen como los sitios más concurridos por los jóvenes y adolescentes para buscar a los esquivos pokemones.
¡Ala carga!, tal cual diría Ash, el protagonista de la serie Poké mon. Así partió la aventura para miles de jóvenes antofagastinos que descargaron la app Pokémon Go la tarde del miércoles, un día histórico para el país por su estreno y el ingrediente político que pusieron José Piñera y Juan Manuel Astorga en la noche hablando de las AFPs.
Precisamente a esa hora, en lugar de ver la entrevista por TVN, los entrenadores/usuarios de la app, que posee elementos básicos para entenderla (ver infografía), se congregaban en distintos puntos, llámense poképaradas o gimnasios para probar el juego. Principalmente en el ParqueBrasil o la Costanera, donde es más fácil encontrar pokemones e interactuar con otras personas.
Al otro día ya estaba listo para ser un entrenador pokémon, pero me fue pésimo...
Es que caminaba hacia el mall desde Orella con Matta, donde atrapé a un zubat (tipo volador/veneno), lo cual consideré un horrible comienzo. Pero en fin, de consuelo me dije que serviría para completar el Pokédex: un objetivo del juego.
En el camino tuve acceso a pokebolas y uno que otro huevo en poképaradas ubicadas en el Isca, algunos murales de Uribe, el Centro Español, el busto de O'Higgins en la Plaza Colón, etc.
Me sorprendió que los leones no tengan ninguna importancia para el juego, pero ahí tuve la suerte de encontrar un Paras (tipo bicho/planta), que atrapé esquivando diálogos con niños gitanos y sus madres.
Con el sonido de fondo de "¡¡¡no he comíiiioo nah, no he comíiiiooo nah!!!", en el Paseo Prat también pude visitar otras pokeparadas mientras intentaba eclosionar un huevo de 5 kilómetros (llevaba 2.5 km).
Era mediodía y quería un desafío, así que me dirigí a un gimnasio de batalla de la UCN, un tren del barrio humanista resguardado por pokemones de alto nivel.
En el camino, en auto y sin opciones de reducir los kilómetros pendientes del huevo (porque detecta cuando uno no está caminando), alimenté a Pidgey (pajarito) y Bulbasaur (planta): mis promesas.
Estaba listo para derrotar al líder del tren de la UCN, pero mi iPhone 5 que tengo hace tres años, se apagó.
De todos modos aprendí que para tener una aventura -tal cual pasaba con Ash, Misty y Brock- hay que salir de la casa, aunque la mayoría de mis pokemones los he atrapado sentado en un escritorio. Acabo de atrapar otro Pidgey, que llegó sin aviso.
15 poképaradas aproximadamente pueden encontrarse en el centro: mosaico del Isca, Comunidad Cristiana, Catedral, Centro Español, Correos de Chile, la Tercera Comisaría, busto de O'Higgins en P. Colón, etc.
10 kilómetros deben caminar los jugadores para que uno de sus huevos pokemones eclosione, lo que los obliga a hacer ejercicio. También hay otros de 2 y 5 kilómetros.
2.500 de nivel puede llegar a tener un pokémon que lidera un gimnasio, por ejemplo, el pokémon Dragonite, alcanza estos niveles y es uno de los más fuertes y raros del juego.