"Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz", decía en México el presidente originario Benito Juárez.
Chile y Bolivia viven un clima delicado. Denuncias de transportistas bolivianos que dicen que "deben bañarse" antes de ingresar a puertos administrados por Chile, incremento de tasas portuarias, retiro de visas diplomáticas. Causan un maremoto en la diplomacia.
El Tratado de 1904 dejó de cumplirse, se afirma en Bolivia. Decía: "La República de Chile reconoce a favor de la de Bolivia, y a perpetuidad, el más amplio y libre derecho de tránsito comercial por su territorio y puertos del Pacífico. Ambos Gobiernos acordarán, en actos especiales, la reglamentación conveniente para asegurar, sin perjuicio de sus respectivos intereses fiscales, el propósito arriba expresado".
¿Cómo entender el proceso? Primero, Bolivia demanda a Chile en La Haya, pide "diálogo sincero" sobre su acceso al mar, mirando al mundo, viendo cómo hoy los pueblos se interrelacionan y los criterios de geopolítica absolutista evolucionan. Segundo, Chile busca salir del marco de La Haya, habla de revisar el Pacto de Bogotá, piensa quitar competencia a la Corte Internacional, sin éxito.
Tercero, Bolivia habla de reclamar el uso de las aguas del Silala. Recuerda que en 1908 otorgó permiso para desviar el cauce del manantial, revocado en 1997. También recuerda que la presidenta Michelle Bachelet en la Agenda de los Trece Puntos (2009) habló de "compensación por las aguas del Silala". Cuarto, Chile se adelanta y presenta demanda formal contra Bolivia "como disputa sobre el estatus y uso de las aguas del Silala". Argumenta que el manantial es un río internacional. Bolivia anuncia defensa.
En ese contexto, parlamentarios y el canciller David Choquehuanca visitan los puertos del Pacífico. Desde la diplomacia, se dice, que fue el camino equivocado, pero el clamor de los transportistas supera la diplomacia.
Ahí estamos, somos pueblos hermanos, vivimos en el mismo barrio. Algo sabido es que al menos 20 mil bolivianos y bolivianas viven y pasan las fronteras cada mes, los puertos reciben millones de dólares y existe una sinergía, porque somos hermanos.
José Antonio Condori Lisme
Periodista boliviano