Miles de militares, policías, jueces y funcionarios turcos han sido destituidos o detenidos acusados de participar en el fallido golpe de Estado o de seguir a Fethullah Gülen, el predicador al que el Gobierno y el Presidente, Recep Tayyip Erdogan, acusan de orquestar la asonada.
La supuesta implicación de este imam, residente en EE.UU. desde 1999, volvió a ser señalada ayer por el primer ministro, Binali Yildirim.
El jefe del Ejecutivo aseguró que en distintos ministerios hay funcionarios que se han unido a la "organización terrorista", en referencia a "Hizmet" (Servicio), la influyente red de seguidores de Gülen, que hasta hace apenas tres años fue un estrecho aliado de Erdogan y de su partido, el islamista AKP. "Hemos empezado a limpiarlos", anunció el primer ministro.
Unos 8.777 funcionarios del Ministerio del Interior, entre ellos agentes, oficiales y altos mandos de la Policía y Gendarmería, fueron destituidos. Otros 1.500 fueron apartados de sus cargos en otros ministerios. Además, un total de 2.745 jueves y fiscales fueron suspendidos.
A ellos se suman los 7.543 detenidos, entre policías, soldados, jueces, fiscales y civiles.
Los militares detenidos están acusados de conspiración para cambiar el orden constitucional por las armas", "resistencia armada contra la autoridad", "creación de una organización armada" y, en algunos casos, de "conspiración y realización de un ataque al Presidente".
Tras estas acciones, EE.UU., la Unión Europea y la OTAN exhortaron a Erdogan a respetar el Estado de derecho y a no caer en la represión.
Presunto líder
Entre los militares detenidos se encuentra el general Akin Öztürk, excomandante de las Fuerzas Aéreas turcas y señalado como líder del intento de derrocar al Gobierno de Erdogan. El oficial, sin embargo, aseguró ayer que no participó en la asonada y que incluso trató de detenerla.