Artista urbano: Antofagasta en los ojos y el spray de un graffitero
ESPACIOS. Francisco Tapia, alias Esec, nos entrega su visión de la ciudad a través de su arte.
Francisco Tapia (31) además de ser un virtuoso del graffiti también tiene una visión muy crítica de cómo hacer ciudad. De profesión arquitecto este joven tocopillano está consciente y alerta de los problemas que presenta la ciudad, desde las diferencias que existen entre el lado sur y norte, por ejemplo, hasta los problemas de infraestructura, transporte y calidad de vida con los debe lidiar la comunidad.
Es por ello, que a través de lo que mejor sabe hacer con una lata de pintura en la mano nos cuenta cómo ve y siente la ciudad.
¿Cuál fue tu primer acercamiento al graffiti? ¿Cómo comenzaste?
-La necesidad de expresarme espontáneamente es difícil de definir, fue espontáneo como cualquier niño que está cerca de un lápiz y una hoja en blanco, la calle fue lo mismo para mí. El hecho de estar ligado al mundo del hip hop, me llevó a experimentar tanto en la música, crear bases, sacar mis temas de hip hop y rayar las calles dejando mi huella. El mundo del hip hop me permitió experimentar y me quedé con el graffiti como herramienta para satisfacer mi necesidad creativa y de desarrollo artístico. Poco a poco fui madurando y tomando conciencia de los espacios públicos.
¿Qué buscas transmitir a través de tus obras? ¿Cuál es el mensaje?
-Esa búsqueda es eterna, la inspiración es infinita pero hay un denominador común que es la reflexión existencial del ser un ser humano. La mejor forma de lograrlo es transmitirlo desde la ingenuidad y espontaneidad de como actuaría un niño o lo podría pensar, es el mejor vehículo para que los adultos entiendan que el mundo está cambiando y que cada vez es más diverso y globalizado.
¿Cómo lees la ciudad o el territorio?
-Está fragmentada, desproporcionada y desequilibrada en todos los aspectos, ya sea en la calidad de los espacios públicos, habitacional, servicios, infraestructura, equipamiento, entre otros.
Un punto importante para mí es el transporte público, siendo una ciudad tan pequeña existe una gran cantidad de automóviles y se justifica por el mal plan de transporte y conectividad pública de la ciudad. Un borde costero como espacio público solo es para el sector sur, para el sector norte solo es un territorio natural que está abandonado en su costanera, ensimismado con sus condominios que no se integró al resto de la ciudad.
Mucho por pensar y hacer, pero yo estoy preocupado por el arte urbano, es algo que el dinero no puede comprar, administrar a su gusto y que se requieren capacidades que no se enseñan para ejecutarlo, se necesita mucha pasión, muchas ganas y no perder el enfoque de conciencia y reflexión para aplicar en el futuro.
¿Qué es lo más gratificante cuando haces un graffiti?
-Dialogar con los transeúntes, es ahí donde uno conoce y se da cuenta que todos somos iguales, se conoce la dolencia de la ciudad y sus ciudadanos, uno conoce realidades e historias diversas que me mantienen con los pies en la tierra.
El hecho de hacer un graffiti atrae a las personas y eso no es porque la obra es bonita o fea, es porque se sienten identificados y reflejados en alguien que se está expresando como ellos también lo sienten.
¿Cuesta encontrar muros donde plasmar tu trabajo?
-El punto más importante es convencer al dueño o dueña de casa porque los prejuicios del graffiti es un tema social y educación. Por lo general realizo un diseño previo y se los presento, considero e interpreto a mi manera lo que a ellos les gustaría ver pintado en la pared, pero como la temática siempre está enfocada en los niños los propietarios terminan cediendo. Lo que más cuesta es financiarlos, pero eso es bueno por una parte porque ahí la creatividad debe fluir para que los recursos sean usados de manera inteligente.
En el último graffiti, titulado "Navegar juntos", el dueño ama el mar, don Claudio Castillo, un desconocido hasta que le pedí el muro, costó que accediera pero lo convencí después de tres meses insistiendo.
Don Claudio me hizo entender su visión, me hizo darme cuenta de la importancia histórica de esa esquina llamada 21 de Mayo con Esmeralda, lo cual fue la inspiración para diseñar algo relacionado con el mar y educar desde la mirada de un niño. Así fue como nació lo que hoy vemos plasmado.
"Está fragmentada, desproporcionada y desequilibrada en todos los aspectos, ya sea en la calidad de los espacios públicos, habitacional, servicios, infraestructura y equipamiento". "El punto más importante es convencer al dueño o dueña de casa porque los prejuicios del graffiti es un tema social y educación".