Oliva y la ficha
Oliva. Caleta al norte de Taltal, por la cual se embarcó salitre por primera vez en la incipiente industria de esas pampas. Su acarreo se operaba con las primitivas carretas muleras, que llegaban hasta esa caleta por una quebrada seca.
La necesidad de resolver el problema salitrero chileno al producirse la guerra del Pacífico, obligó¿ a los industriales a buscar la solución de las pampas taltalinas y de esta caleta de embarque. Fue habilitada como puerto menor el 16 de febrero de 1879.
Daniel Oliva, empresario salitrero, heredero de José Antonio Moreno, inició estas faenas. Hoy apenas se conservan unos saldos aterrados junto al camino costero que une a Taltal con Paposo. Además, los coleccionistas guardan los escasos ejemplares de unas fichas de bronce que circulaban en esa empresa.
La ficha fue una moneda particular de circulación exclusiva en una faena. Correspondió al sistema monetario salarial que tenía en particular cada oficina salitrera y cada empresa minera para pagar los jornales de sus obreros.
Esta moneda se llamaba "ficha" y tenía valor solamente en la pulpería de la empresa que la había emitido. De este modo, el obrero no recibía por su trabajo la moneda circulante del país y no estaba en condiciones, por lo tanto, de emigrar.
Las fichas de cada Oficina eran diferentes de todas las demás y algunos tuvieron muy bonito diseño y acuñación. El sistema estuvo vigente por muchos años: tal vez más de un siglo, y fue el motivo de repetidas huelgas. Bueno es historiar que la primera en el Norte, se produjo en 1723 y fue protagonizada por mineros de Copiapó, Huasco y Coquimbo, motivada por los malos pagos.
A lo largo de su historia monetaria se sumaron miles de emisiones de fichas diferentes, por cuya razón constituyen una curiosidad numismática y hay colecciones que han logrado reunir una buena cantidad, tratando de rehacer este reflejo del historial económico del Norte. Las hubo de los más distintos materiales: bakelita, papel, zinc, bronce...
Mario Bahamonde