Los resultados conocidos tras las elecciones primarias para las próximas municipales de octubre eran absolutamente previsibles, como también lo pueden ser los propios comicios municipales.
No es para festejar, cuando observamos tan profundo desapego de las cuestiones ciudadanas en la Región y el país. A nivel local, menos del 2% de los antofagastinos habilitados para sufragar finalmente ejerció su derecho ciudadano. En concreto hubo 4.465 votos (3.941 válidamente emitidos, 356 nulos y 168 blancos) de un padrón electoral de 244.323 personas.
Incluso Calama tuvo una mayor votación que nuestra ciudad con 5.773 sufragios, 1.300 votos más que en la capital regional.
A nivel nacional, lo hicieron 282 mil personas, es decir, el 5,5% del padrón electoral, un guarismo preocupante, pero advertible, tal como lo precisábamos al inicio.
Varios expertos han ahondado en las razones de este fenómeno; entre otras se repite el desapego de la gente con la política o los partidos, la escasa educación cívica, el desconocimiento del proceso, la falta de propuestas que movilicen a la población o los escándalos variados.
Sin embargo, debe quedar claro que el fenómeno no nos puede dejar impávidos. Es una mala noticia lo ocurrido. El ejercicio de las primarias es sano, porque entrega a la ciudadanía la decisión de elegir a sus candidatos, pero resulta difícil de defender esa posición, si los resultados son tan magros, a cambio de un enorme gasto de recursos públicos y privados.
Debe recordarse que el pasado domingo buena parte del comercio cerró sus puertas para el proceso, lo que en la práctica resulta económicamente irracional a la luz de los resultados. Pensar en el regreso del voto obligatorio tampoco parece una medida que corrija el fondo del problema. Si así fuera, igual tendríamos una alta abstención, más votos blancos y nulos.
¿Qué hacer entonces?
Difícil de responder, pero sin dudas, debemos advertir que la educación cívica y el compromiso ciudadano son fundamentales. La democracia es un derecho y también una obligación; cuidar estos espacios de libertad es, indudablemente, tarea de todos.