Curiosidades del lenguaje
Doncella verde. Pez muy pequeño, aunque llamativo, de cuerpo alargado y comprimido, coronado por una larga aleta dorsal. Vive entre las rocas.
Rociado de astros. Cobre nativo que se encuentra esparcido en un terreno amplio. El hermoso nombre popular corresponde a la creencia minera que supone su origen como proveniente del rocío de algún astro que pasó por encima de esa región. Creencia muy antigua.
Huevo sin yema. Creencia muy arraigada según la cual, al empollar este huevo, se engendra un ser anormal: un animal raro o un pájaro de poderes extraños, y hasta un duende, que asusta a la gente en los caminos.
Arcilla de chango muerto. Lugar en Atacama que producía en el siglo pasado, según don Ignacio Domeyko, una excelente arcilla para hacer crisoles y planes de horno de reverbero, muy refractaria.
Calentar el estómago. Justificación para servirse algo previo a las comidas. Generalmente es un vaso de vino o chicha, más que un bocadillo. "Sírvase, que es pa calentar el estómago nomás..."
Espíritu de vino. Antiguo nombre que se le daba en el norte al ron de quemar. El anuncio estaba en todos los almacenes y pulperías.
Borrar los pasos. Creencia popular que le asigna a los moribundos la posibilidad de que su espíritu se ausente del cuerpo para recorrer los lugares en que estuvo y no dejar rastros, a fin de no convertirse en alma en pena.
Primeros buques. El 23 de abril de 1557 se presentó en el manso puerto de Coquimbo la primera agrupación de buques que tocaba las costas de Chile y que pudiera recibir con alguna propiedad el nombre de flota. La componían un galeón, tres naves y numerosos barcos menores, que conducían al nuevo Gobernador de Chile D. García Hurtado de Mendoza, al Licenciado Santillana, miembro de la Real Audiencia de Lima, un numeroso cortejo de caballeros y de sacerdotes, y un lúcido escuadrón de 150 infantes, provistos de abundantes armas y pertrechos.
Hecho: aquello que hace el artesano, en contraposición a lo de fábrica. Antiguas expresiones, que se quedaron enmohecidas y olvidadas en algún recodo del tiempo.
Mario Bahamonde