La reciente varazón de anchovetas en Antofagasta, algo inusual por su magnitud y larga permanencia en la costa, dejó a la vez varias interrogantes. Esto no sólo por la falta de reacción de los organismos competentes para analizar este fenómeno, sino por el déficit de estudios sobre las bahías de la Región de Antofagasta.
Lo que ocurre en Chiloé, donde la marea roja dejó a miles de pescadores sin sustento, que debieron manifestarse para exigir soluciones, habla también del deficiente conocimiento sobre nuestro mar, sobre todo para cuidar sus recursos, base de la economía de algunas localidades.
El gigantesco cardumen que ingresó a la bahía mejillonina quizás tenga explicaciones naturales o tengan fundamentos en el cambio climático a nivel global, que en el Pacífico Sur fueron acentuados por el fenómeno 'El Niño', en proceso en retirada.
Sin embargo, los pescadores del vecino puerto hablan de la falta de oxigenación en la bahía, producto de los desechos de actividades industriales, lo que gatilló a su vez una denuncia en la Unidad de Medio Ambiente de la PDI, que podría esclarecer lo que ocurrió en el puerto.
La Armada en un primer momento detectó la falta de oxígeno (sólo un mililitro por litro de agua) y ahora realizará nuevos análisis para entregar una respuesta a la varazón de anchovetas, que de paso atrajo a miles de aves marinas, en un espectáculo único en la costa de la región.
El alcalde de Mejillones también advirtió sobre la falta de estudios de la bahía, que soporta una intensa actividad industrial y portuaria. Incluso habló que el Consejo Regional (Core) destinó $200 millones para analizar columnas de agua y sedimentos, pero la licitación de este estudio quedó desierta, en el anterior y actual gobierno.
Los océanos registran alteraciones sustantivas producto del cambio climático y contaminación, sobre todo en su temperatura, corrientes y niveles. Por ello, resulta inevitable avanzar en estudios y así prevenir desastres naturales o la pérdida paulatina de recursos naturales.