A fines del mes de abril pasado, se conoció el ranking de los Estados Sudamericanos del Futuro, en el cual Antofagasta ocupaba el primer lugar. Esta noticia, que podría haberse transformado en un verdadero notición por las proyecciones que involucra, prácticamente, no alcanzamos a digerirla, ya que a los días se dio a conocer el Indice de Calidad de Vida Urbana (CVU), que elabora la Cámara Chilena de la Construcción con el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la PUC, en donde se consigna que Antofagasta cayó del lugar 11 al 28 en la reciente medición anual.
Respecto de esta caída, una gama variopinto de representantes han elevado sus voces, unos echando de menos una planificación a largo plazo, otros llamando a no depender tanto de la minería, también ha habido recriminaciones entre sectores públicos y, además, echando de menos un empoderamiento del ciudadano común en sus exigencias para con las autoridades. Cada una de estas posiciones, y otras muchas que deben haber, sin duda que más de algo tienen de razón, ya que el tema es complejo y demuestra que, a pesar de ser Antofagasta la comuna que ha recibido la mayor inversión privada en los últimos años, su calidad de vida y su desarrollo urbano, no han andado ni cerca de la llegada de capitales.
Ante estas mediciones, estimo que como ciudad estamos ante una gran coyuntura, ya que, al menos, conocemos nuestras carencias y debilidades, y pero también nuestras oportunidades y fortalezas, lo que nos otorga una base para diseñar un plan estratégico destinado a instalar a Antofagasta en el lugar que se merece.
Para lo anterior dentro del presente año, se presenta una oportunidad propicia. Las elecciones municipales y, por primera vez, la del intendente regional, quien será elegido democráticamente. De las propuestas que hagan quienes se postulen a estas dos elecciones dependerá, en gran medida, si Antofagasta avanza, se inmoviliza o desciende. La ciudadanía debería exigir que cada candidato exhiba y explique sus respectivos programas y, en lo posible, contar con algún tipo de control de los compromisos. También, y no menor, debería considerarse la sintonía entre la Municipalidad y el Gobierno Regional, escenario indispensable de para un trabajo mancomunado con un fin común.
Carlos Tarragó
Presidente Pro Antofagasta