V. Toloza Jiménez
Chile es un poco resistente a los cambios y la introducción de tecnologías, dice algo en broma y en serio Markus Leinonen, embajador de Finlandia en nuestro país.
Hablamos del diplomático que mejor debe conocer Chile, considerando la cantidad de años que lleva en el país, su perfecto español y su matrimonio con una compatriota.
Leinonen es representante de una nación muy pequeña que con 5,5 millones de habitantes, con un PIB per cápita nominal de US$ 46 mil, pero que ha dejado huella en desarrollo tecnológico y educación.
Pero también hablamos de una nación que registra problemas que Chile podría comenzar a sufrir. Si bien tiene un aplaudido modelo de protección social, el envejecimiento y de la población y menor dinamismo económico están obligando a cambios radicales.
El personero estuvo esta semana en Antofagasta, cumpliendo una contundente agenda, entre estas, una visita a la escuela Juan López.
Finlandia es un modelo de educación en el mundo, o al menos ha tenido muy buenos resultados. ¿Dónde está la clave?
-Es un consenso nacional.
¿Qué significa eso?
-Todo el mundo: empresas, partidos políticos, comprenden que esto no es un gasto, sino una inversión a largo plazo. Por eso cuando se discute el presupuesto nacional, no pasan más de 5 segundos y se aprueba; y eso que es la segunda partida más grande después de salud. Recién este año, por primera vez en la historia hubo un recorte, por un tema económico, igual que en Chile.
Finlandia es un país tan pequeño, entonces el recurso humano, además de la madera y papel que fue nuestro oro verde, es fundamental y tuvimos la lucidez de ver que debíamos invertir allí.
¿Esto en la década de los 80?
-Antes, en los 70. Y de ahí llegamos a la conclusión que no dejaríamos a ningún alumno de lado; si presentaba problemas invertiríamos lo antes posible a fin de evitar mayores gastos después. El resultado es que tenemos una gran mano de obra calificada y por eso muchas compañías en vez de irse a China, se van a Finlandia.
Me imagino que el consenso existe porque hay un plan que le da garantías a todos los sectores. ¿Dónde están esos fundamentos para decir que lo hecho es correcto?
-Todo eso lleva otra vez al sistema educativo y la confianza. Finlandia es número 1 y Chile está entre los últimos. La confianza se construye en el tiempo.
Diálogo
Todos pueden ir a la universidad, pero hay que ser muy bueno, explica el diplomático. Aún así, el 55% de los jóvenes va a tales establecimientos y un 42% a ofertas técnicas, lo que permite que un 34% de la población tenga título universitario.
"Una de las claves es el diálogo permanente. En Chile debiera mejorarse este ámbito entre las universidades y el sector privado para escuchar las necesidades del mercado", sostiene.
Me gustaría que comentara el tema de la confianza…
-En esto tiene mucho que ver el ser un país nórdico. En Finlandia si uno es irresponsable en invierno, lo pagará. Si dejas la puerta abierta, te puedes morir cuando hay -40 grados; o si el autobús no pasa a la hora, entonces puede pasar algo grave. Es cuestión de sobrevivencia. Por eso ha sido más fácil para nosotros construir.
Por eso hace más de 30 años no tenemos control de colegios o profesores, porque el punto de partida de la confianza es tan alto, que ya no se necesita. Sé que es difícil de explicar, pero funciona cuando la nación sabe dónde quiere ir.
¿Y los profesores?
-Sólo el 9% de quienes quieren ser profesores pueden ingresar a la carrera y es donde más se exige. Aquellos que no pueden, son los que se van a ser doctores, abogados u otras profesiones.
¿Además está bien pagados?
-No se hacen ricos, pero es lo suficiente.
16 mil jóvenes desean ser profesores cada año en
Finlandia. El sistema sólo recibe 752 para calificarse.