"¿Quién paga la vida de Marco Enríquez-Ominami? Los viajes al extranjero ¿quién paga?".
José Manuel Edwards — Diputado RN emplazando
— al líder del PRO"Disminuyó el delito en las tardes y… también disminuyeron los accidentes".
Máximo Pacheco
Ministro de energía alabó actual
horario, pero dijo que lo cambiarán
La última semana estuvo marcada por una serie de femicidios en el país, uno de ellos ocurrido en Antofagasta y que tuvo como víctima a una joven profesora y madre de dos niños.
La violencia extrema ejercida por el hombre contra la mujer es un problema transversal en los diferentes estratos sociales y aún es algo difícil de erradicar, pese a los innumerables esfuerzos realizados sobre el tema.
Quizás el caso más impactante fue el sucedido a la joven colombiana Juliana Acevedo (21 años), cuyo cuerpo fue descuartizado por su pareja y lanzado por partes al río Mapocho. Sólo sus tatuajes y la manicure en sus pies permitieron identificarla.
Según las estadísticas del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), en 2015 ocurrieron 45 femicidios, 40 en 2014 y la misma cifra en 2013, mientras que en los primeros tres meses del año ya van 10 casos. Todas estas mujeres murieron a manos de sus parejas o maridos con una violencia inusitada.
Muchos dicen que la celopatía, la incomprensión, las carencias afectivas, la falta de cultura y la violencia se conjugan en la génesis de un problema inaceptable. Primero, aparece como una agresión sicológica, para luego dar paso a los golpes y terminar en hechos tan lamentables como los descritos.
Independiente que en nuestro país este delito sea castigado con condenas que pueden ir de 15 años y un día de cárcel hasta el presidio perpetuo calificado (40 años), estos crímenes dejan familias mutiladas por el dolor y con consecuencia difíciles de imaginar para el círculo cercano de las víctimas, en especial para los hijos.
Otro dato interesante es que un bajo porcentaje de las víctimas denuncia la violencia en su contra, en gran medida porque dependen económica y emocionalmente de su pareja y por el miedo a represalias, lo que torna aún más complejo el asunto.
Los femicidios son una triste señal que la violencia contra la mujer es una realidad presente en nuestra sociedad, que necesita en forma urgente ser atacada con educación y respeto. Y esto va desde la niñez en ambos sexos, por lo que se requiere mucha educación.
Los empleados españoles de las tiendas de la misma nacionalidad que existían en la ciudad pedían que para satisfacer el interés que ellos tenían por escuchar las conferencias que daría la escritora ibérica Belén de Sarraga, los establecimientos en los que ellos trabajaban, cerraran, como un favor, a las 9 de la noche.
Trabajos por 80 mil escudos realiza la Dirección de Vialidad en el camino entre Antofagasta y Tocopilla, según dijo el señor Fernando Bull, jefe del organismo. Las labores consideran pavimentación de un sector y mejoramiento de otros. También se informó que se completó el ensanche del camino entre Sierra Gorda y Calama.
Arnaldo Gómez Ruiz asumió ayer como nuevo gobernador de Antofagasta, avalado por el trabajo que realizó en el Municipio. Por esta razón, apuntó que la prioridad de su gestión será la seguridad ciudadana y el cumplimiento del programa y las metas fijadas por la Presidenta Michelle Bachelet y la intendenta Marcela Hernando.
Todas las sociedades han necesitado de la actividad política para organizarse, sobrevivir y enfrentar sus más importantes desafíos colectivos. Los mercados resultan eficientes cuando solo se trata de satisfacer necesidades individuales, pero demuestran enormes fallas cuando se trata de responder a los desafíos del bienestar más amplios de una sociedad. Precisamente, un factor fundamental de legitimidad de las sociedades democráticas ha sido aspirar a proveer de mínimos de bienestar, que permitan el desarrollo no sólo individual, sino colectivo de los ciudadanos.
Sin embargo, en la sociedad democrática moderna aquella aspiración pone a la política frente a enormes desafíos y tensiones. Por una parte, la política como actividad movida por valores y principios que orientan el accionar en la dirección de una mejor sociedad, se enfrenta a una concepción donde la política solo cuenta como un medio para satisfacer los intereses menos altruistas, ya sea de recursos o poder de pequeños grupos organizados. Es esta última concepción la que ha ido permeando, deslegitimando y alejando a la política y las instituciones democráticas de los ciudadanos no sólo en Chile sino a escala global.
Recientemente, la televisión ha tomado el tema para describir con feroz realismo un fenómeno que es universal y que amenaza a la política, pero en particular a la democracia. Uno de esos esfuerzos es la serie 'House of cards', un relato que retrata a las élites políticas como actores absolutamente ajenos a las aspiraciones de bienestar de los ciudadanos, una perspectiva en que la sociedad es apenas un dato casi inexistente, frente al juego de ajedrez del poder.
Sin embargo, a pesar de la ficción de una serie extranjera el fenómeno en estos días es bastante más cercano para los chilenos.
A diario la televisión exhibe un House of Cards nacional. Los ciudadanos, cotidianamente son los testigos del enfrentamiento en la elite entre una concepción que amenaza la legitimidad de la política y la democracia, frente a aquellos que conciben la política como una actividad noble al servicio del progreso de la sociedad y el bienestar de los ciudadanos.
Cristian Rodríguez Salas
Director Observatorio UCN