Bryan Saavedra López
Manchones negros en el ancla del cerro, basureros dañados, aspersores destruidos, rayados en plazas y un montón de monedas en la pileta de un parque recién inaugurado.
Los anteriores son sólo algunas de las situaciones que debe enfrentar la Municipalidad de Antofagasta debido a los actos vandálicos que a diario se registran en la ciudad y que, por cierto, obligan a realizar fuertes desembolsos en reparaciones.
"El presupuesto que manejamos en lo relacionado con actos vandálicos, por reparación de espacios públicos, es alrededor de $100 millones anuales", asegura el director de Emergencias y Operaciones del municipio, Rodrigo Silva.
En el caso de los basureros metálicos, Silva dijo que mensualmente cambian entre 30 y 40, principalmente en el centro y las grandes avenidas.
"Siempre los chocan o se los roban y cada uno nos cuesta $135 mil", detalló.
Sectores
Según Silva, antes los actos vandálicos eran más comunes en el sector norte, pero ahora se trata de un drama "transversal", desde Jardines del Sur hasta La Chimba, aunque focalizado principalmente en los parques.
Un claro ejemplo es lo ocurrido en el Parque Japonés, que a 26 días su inauguración ya presenta varios daños.
En este espacio público, además de destrucción de especies y mobiliario, las personas que lo visitan comenzaron a arrojar monedas a la pileta, situación que altera peligrosamente el hábitat de los 46 peces koi que pronto serán introducidos.
"Otro ejemplo fue el juego en forma de barco de Rica Aventura, que en menos de 12 horas fue destruido. Era para niños hasta 12 años, pero se subieron adultos. Y lo otro es la inversión en juegos inclusivos para niños con capacidades diferentes. A las máquinas instaladas en el parque Brasil se subían hasta siete personas juntas", lamentó Silva.
Desarraigo
El municipio informó, además, que en el borde costero existe un daño considerable en el mobiliario, por lo que tendrán que reponer los basureros en las próximas semanas.
¿Por qué ocurren estos actores vandálicos?
Según el sociólogo, César Trabucco, el fenómeno es una consecuencia del desarraigo que existe con la ciudad.
"La gente no siente suya la ciudad. Existe una alta población flotante y uno no cuida lo que no es de uno", indicó.
Al ser consultado por qué las personas dañan los espacios públicos, Trabucco explicó que de esa manera "la gente manifiesta cierta rabia y malestar con la ciudad. No es que vayan por ahí rompiendo cosas. La gente se expresa de esa forma".
El próximo miércoles el Concejo Municipal definirá la instalación de un cierre perimetral en el Parque Japonés, asunto que quedó pendiente en la última reunión.
Aquella vez los concejales manifestaron distintos puntos de vista sobre la medida y además evaluaron otras alternativas, como la instalación de cámaras de vigilancia.
"Me parece grave colocar rejas en espacios públicos. Es lo peor, porque si ya vivimos enrejados en las casas, imagínate en los espacios públicos. Eso habla de una situación insostenible de cohesión social. Más rejas no es la solución", expresó.
Según el sociólogo para mejorar los espacios públicos hay que construir más espacios públicos. "De tal manera que la gente sienta que la ciudad es de todos".
325 basureros dañados en 2015
25 millones de pesos invirtió el municipio sólo en reposición de basureros el año pasado. Los llamados "arturitos" en ocasiones son arrancados o dañados por vehículos. Cuesta 135 mil pesos cambiar uno de ellos.
20 aspersores reponen al día
Entre 5 y 25 mil pesos cuesta un aspersor y según el municipio, cada día se reponen 25 de éstos en promedio. El drama es que al quitarlos, se produce una falla en el sistema y se pierde agua en el mecanismo de riego.