El socialista Pedro Sánchez no dejó pasar el tiempo después de que el rey Felipe VI le encomendara el martes la tarea de intentar formar Gobierno en España: ayer nombró al equipo que negociará una investidura casi imposible y arrancó con los partidos más pequeños los contactos con posibles socios.
"Esto empieza bien", valoró optimista al acabar la jornada. A primera hora, trató de disipar los temores que despierta en algunos sectores el inicio de las negociaciones para un Gobierno "del cambio", como lo llamó, sobre todo por la posibilidad de que entren en él los izquierdistas de Podemos.
"Quiero enviar un mensaje de confianza a la sociedad española porque se puede gobernar desde la moderación y el diálogo", dijo.
Es la primera vez en la historia de la democracia española que la tarea de intentar formar Gobierno no la asume la fuerza más votada -que en las elecciones de diciembre fue el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy-, sino la segunda.
El líder conservador declinó intentarlo por no contar con apoyo suficiente para ganar una votación de investidura, pero confía en que Sánchez fracase y ganarse entonces al Partido Socialista (PSOE) para una gran coalición con el PP y el liberal Ciudadanos.
Sánchez habló ayer con los líderes de varios partidos pequeños, pero será a partir de hoy cuando tengan lugar las conversaciones más importantes: primero con el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y mañana con el de Podemos, Pablo Iglesias. La semana que viene llamará a Rajoy, pero no le pedirá abstención.