Aguacero
"Si usted siente que no es posible cambiar nada eso, se llama 'desaliento aprendido'".
Todos los días, y con una persistencia agobiante, nos enteramos de algún abuso, colusión, evasión, elusión y todas esas figuras que el lenguaje jurídico disfraza con palabras complejas pero que en el fondo significan que alguien rompió o vulneró una regla que ellos mismos crearon, tratando de vestir de seda una selva donde el más listo, el más fuerte, hace lo que estima conveniente con tal de incrementar los recursos que, sueña, saciarán esa sed eterna de tener para, equivocadamente, pretender ser.
Los mismos que realizan estas prácticas que una vez detectadas pasan a llamarse errores personales, han instalado la idea de lo que los cientistas sociales llaman "naturalización".
Es decir, la creencia de que las cosas tal cual ellos las practican han sido siempre así, que el mercado es lo que tiene que existir y que el mercado vulnerado es lo normal. Que no existe otra posibilidad alguna de cambiar las cosas. Que el mundo es tal cual lo vemos que siempre ha sido y será tal como nos toca vivir.
"El mundo siempre fue y será una porquería ya lo sé en el 506 y en el dos mil también, que siempre habido chorros y maquiavelos y estafaos, contentos y amargados barones y dublé" canta Santos Discepolo desde hace mucho, poniendo música a esta "naturalización" que permite que el orden de cosas continúe igual. Si usted ha tarareado esta letra y la música le suena arrastrando el bandoneón sabe de qué le hablo, del cambalache en que ha entrado la vida.
Pero ojo esta "naturalización" funciona como el viejo pascuero, mientras usted cree. Si usted siente que no es posible cambiar nada eso se llama "desaliento aprendido", es decir, la creencia cotidiana, persistente y contumaz de que las cosas no pueden cambiar a pesar de cualquier acción que usted realice.
La certeza en que, de tan atomizados que estamos, no es posible enfrentar a Goliat que hace y deshace.
La próxima vez que lo llamen a no ir al supermercado por un día hágalo, cuando lo llamen a no consumir algo por un día hagámoslo, cuando nos llamen a marchar marchemos. Y así empezaremos a romper el desaliento y a desnaturalizar este incómodo modelo, sin violencia, con pequeños gestos, y recordando la canción que dice "que una gota con ser poco con otra se hace aguacero".
César Trabucco
Sociólogo y académico Universidad de Antofagasta