Gonzalo Contreras habla de la novela que está inspirada en su madre
En "Mañana", su más reciente obra, el escritor construye personajes a partir de su infancia. Todo comenzó con una fotografía antigua de su madre que se convirtió en pintura. La historia es un triángulo amoroso que se da en los años 60 y que comienza en una casa en la playa.
Contreras dice que está releyendo mucho, que el 2013 y el 2014 los dedicó a revisar a proust, por ejemplo.
"Yo sé que con cada libro que publico tengo que desenvainar el sable, porque viene guerra", advierte Contreras mientras hace el gesto de sacar una espada, anticipándose a los comentarios que ya genera su nuevo trabajo. "Hay un sector que me hace mierda cada libro que escribo. Para mí no es ninguna sorpresa", agrega.
-¿Le gusta dar esa pelea?
-¿Qué le trajo en ese entonces lo que se entiende como éxito?
-Razones más bien literarias, esa larga apuesta yo la hice muy tempranamente a los 17 años. Llevo 40 años escribiendo y no he hecho otra cosa.
-¿Quién lo impulsaba?
-¿Ha tenido la vida que quería tener?
-Sí, no habría hecho nada diferente. Por ningún motivo. No cambiaría mi vida por la de nadie.
La foto que originó todo
Es una foto de la mamá de Contreras, que murió en 2014 y que además del cuadro, inspiró "Mañana". El autor cuenta que la pintura siempre estuvo pensada para que fuera la portada de su libro, que a diferencia de su anterior novela "Mecánica celeste" (2013) -que publicó nueve años después de su antecesora "La ley natural"- le tomó sólo seis meses escribir.
Contreras tuvo una visión: cuando se encontró con la foto de su mamá a sus 30 años, creyó recordarla. Entonces él tenía sólo cinco años. "¿Tenemos memorias a los cinco años?", se pregunta. "Tal vez", se responde, mientras enciende el primero de varios cigarros que fumará en la conversación.
La muerte de su mamá, cuenta, evocó en él varias imágenes. "Y ahí se fue armando un mundo. Imaginé esa generación", dice. "Yo quería que ese libro reflejara los azules de los cielos de mi infancia, los verdes de los árboles y de los pastos de mi infancia, la costa chilena, el sol".
"Mañana" comienza un 1 de enero con un grupo de personas que bordean los 30 años reunidos en una casa en la playa, recuperándose del Año Nuevo. Es 1963, el año del asesinato del Presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy.
Ahí, en esa casa en la playa, está la elegante Esther Carrero, personaje inspirado en la mamá de Contreras. Ella y el narrador, Antonio Marsante, un desconocido para Esther hasta entonces, se besaron la noche anterior, a pesar de que el marido de la protagonista estaba presente en la celebración.
La época no fue escogida al azar. Contreras quería retratar a una generación que vivió un momento clave, que debía decidir si ser modernas y democráticas o quedarse como estaban. Al decidir, esa generación tomó también distancia de sus padres. "Quise rescatar un momento, una generación que tiene un grado de esperanza altísima en el porvenir y en el mundo que están construyendo, cosa que no sé si se da hoy así", explica el autor.
-¿Cómo definiría este nuevo libro? De "Mecánica celeste" dijo que era la mejor que había escrito.
-¿Y usted está en la novela?
-Y también su visión de las mujeres.
-Pero no le interesa conocerlos...
-Pero ficcionar es hacerse cargo de eso.
-¿Tiene que ver con la imagen que tiene de su mamá? Es la primera imagen femenina que tiene un hombre.
-Ha dicho que no escribe para describir una clase social, pero uno podría decir que "Mañana" retrata a una clase social alta.
-Alguna vez dijo que las personas se podían dividir entre quienes leen y quienes no leen libros.
-Hay un momento en el libro en que los personajes se dividen así. ¿Qué piensa de las personas que no leen?
-La mayoría de los chilenos vive esa vida.
-Pero, en el fondo, entonces le intresan personajes excepcionales.
-¿Qué relación tiene con el lector? ¿Por qué cree que un lector se interesa por sus personajes?
-¿Qué está leyendo ahora?
-El último de McEwan, "La ley del menor". Acabo de leer a Houllebecq, "Sumisión", acabo de leer un ensayo sobre Tomás Mann. Leí hace unas semanas "El lector común" de Virginia Woolf y estoy tratando con cierta dificultad de meterme en "Orlando", de Virginia Woolf. Pienso leer ahora "Un asunto tenebroso" de Balzac que leí en París hace mil años. Estoy releyendo mucho. Todo el 2013 y 2014 me dediqué a releer a Proust.
-Y si no se le da con un libro, ¿qué hace?
Por Carolina Collins
Dice que la da lo mismo el éxito, que siente pena por los escritores que buscan hacer comercio con sus libros y que cada nueva novela es la mejor de su carrera. El escritor Gonzalo Contreras publicó recientemente "Mañana", catalogado como el libro más íntimo de su trayectoria que comenzó en 1991 con "La ciudad anterior".
-El panorama intelectual está muy deprimido, hay poca discusión. Hay demasiada tendencia a ciertos consensos, un nivel crítico bajo. Ya no existe la apreciación artística de la obra. A mí me dicen que yo peleo. ¡De a dónde! En Francia los escritores se sacan la cresta, eso es parte de la vida cultural. ¿Cuál es ese miedo a la confrontación? La vida no es un puro like en Facebook.
-¿Qué es para usted el éxito?
-Me da lo mismo. La máquina de la moda sube a cualquiera arriba del carro y al año esa máquina lo ha hecho mierda. Yo no participo de eso. Yo ya tuve éxito con "La ciudad anterior", con "El nadador" en los años 90. ¿Y qué?, ¿tú crees que me hizo más feliz? El tan aprecidado éxito hoy en día me es absolutamente indiferente.
-Nadie. Mi mamá, tímidamente, llena de reservas, con una absoluta oposición de mi papá. Fue una figura antogónica, mi papá decía "no veo por qué un hijo mío tendría que tener talento". Yo tuve una relación muy compleja con mi papá. Me fui de Chile en plena dictadura, era imposible vivir acá. Necesitaba dejar atrás mi hogar y todo aquello para lo que yo estaba más o menos emplazado. Decidí tempranamente no vivir la vida de un profesional liberal exitoso. Yo sería un litigante de miedo, sería rico.
En el living de su casa tiene el cuadro de una mujer sentada en la playa que viste una polera a rayas azules y blancas. Lo pintó su única hija, basándose en una foto que encontró su papá.
-Si lo dije de "Mecánica celeste", digo ahora que esta es mi mejor novela. Probablemente por razones distintas, porque todos los libros son distintos entre sí. Si bien yo creo en la construcción de una obra como una totalidad, creo que debe tener su singularidad. No hay nada más terrible que un escritor que se repite. Esta obra tiene una particularidad de un personaje central que está inspirado en mi madre, pero solamente inspirado. Yo como escritor vivo al acecho de imágenes cargadas de sentido. Aquí había una. Es un punto de partida el personaje que surge y que después corre libre.
-Es imposible no estar uno. En mis talleres les digo a mis alumnos que abandonen la escritura confesional, que dejen un poco en paz el yo, que pongan distancia narrativa, que pasemos del ombligo a crear algo aparte. Es imposible no estar, tú no creas un personaje que no refiere a nada. Antonio Marsante no soy yo, pero tiene mucho de mí. El Max Borda de "El Nadador" también, o el Carlos Feria de "La ciudad anterior".
-Bueno, uno ha conocido mujeres, no las ha conocido en profundidad. Nosotros creemos haber conocido a los otros, ese conocer al otro es siempre parcial, que es algo con lo que esta novela juega mucho. ¿Quién es el otro? ¿Es tan bello como yo lo veo? Es un tema prustiano. Nuestro ver es un ver cargado de los sentimientos, no hay una especie de belleza objetiva, es una belleza que nosotros creamos. De ello también participa el ser amado. Una vez que murió mi mamá y vi las fotos, la vi y pensé ¿quién fue ella? Yo sé que mi mamá se murió con mil secretos.
-No, para nada.
-Claro, en el fondo lo que sacas en limpio cuando evocas es muy poco. Al contrario, lo único que haces es acrecentar las preguntas.
-Claro, es la imagen matriz. He dedicado mucha energía a la mujer. Creo que el amor es uno de los motores de toda literatura. Me cargan las novelas sin mujeres, no las soporto. Del estilo "Moby dick". Como "Los detectives salvajes". Un escritor no puede no conocer el mundo de la mujer, es como que no conozcas una parte que es la mitad de la vida, sino más.
-En parte sí, que es la clase que yo conozco. Yo escribo los mundos que conozco, no conozco el mundo rural, no conozco el mundo del hampa, no voy a escribir de la Legua, porque no lo conozco, y si lo hiciera estaría impostando.
-(Se ríe) Un poco sí...
-Yo no entiendo que laguien no lea libros. El que no lee libros, sea de la clase social que sea, es un ignorante. Punto. Yo necesito personajes con cierta cultura. Un personaje masculino que ve fútbol y juega videojuegos... no tienes cómo salvarlo a ese huevón, no hay cómo, no le puedes dar dignidiad.
-Ah, mala cueva para ellos.
-No, personas que tengan niveles de ocmunicación más sofisticados. No por una especie de cultura libresca, sino que tienen una aproximación con la belleza, que pueden mantener diálogos, que están interesados por el mundo.
-Yo no pienso en el lector, yo no tengo ni target ni niguna de esas cosas. Mi literatura es totalmente autónoma. No me preocupo del número de mis lectores. No voy a acomodar mi literatura a un supuesto estado de la cultura. Eso significaría que yo estoy haciendo de la literatura un comercio. Hay escritores que lo hacen y qué pena con ellos.
-Lo dejo, sin ningún tipo de remordimiento .