Adiós, amigo Tonko
"Una pléyade de comentaristas deportivos le debe mucho de su formación".
A Antofagasta le debo bastante, demasiado tal vez. En ésta consolidé mi familia, crecí como persona, aporté a mi empleador, he podido participar en la comunidad y he tenido la fortuna de conocer a notables seres humanos. Héctor Gómez, Juan Panadés, Homero Avila, Magaly Raby y Gerardo Claps, entre otros, me privilegiaron con su amistad y/o con una relación cordial y respetuosa. De todos ellos aprendí más de algo. La lista desde ayer la integra Antonio "Tonko" Obilinovic.
Buen basquetbolista, compañero de equipo en el Sokol, de un grande como lo fue Maximiliano Garafulic. A inicios de los 70, un lamentable accidente lo postró a una silla de ruedas, lo que no le impidió continuar con su labor de comentarista deportivo, incluso desde la misma cancha del Estadio "Calvo y Bascuñán". Su intervención en los diversos programas radiales deportivos en los que participó, siempre se caracterizó por su voz ponderada, documentada y nunca disociadora. Una gran pléyade de comentaristas deportivos actuales le debe mucho de su formación, con quienes fue un maestro serio, generoso y siempre dispuesto.
Tampoco dejó de lado la docencia. Como profesor de Historia del Liceo de Hombres y de la Universidad de Antofagasta, entregó sus conocimientos a varias generaciones de antofagastinos, con gran ascendencia en sus alumnos. Convencido por su exprofesor, colega y amigo Floreal Recabarren, incursionó en la investigación del patrimonio local, dejando varios trabajos publicados. En esta faceta, recurrí a él en diversas ocasiones, solicitándole su aporte para publicaciones de Proa y siempre me recibió con una excelente predisposición. Tuve la suerte de compartir con él y su esposa Lila, una dama abnegada, noble y con una entrega admirable a su marido. Había fallecido hace unos pocos años, sumiéndolo en un estado melancólico que no pudo superar. La última vez que compartimos fue en mi casa con otros amigos, en torno a una variada "porotada", donde lo aprecié contento, participativo y con la calidez de siempre.
Quisiera rescatar y apoyar una idea lanzada por alguien que lo conoció muy bien, me refiero a Bernardo Rodríguez. El planteó que Antofagasta debería perpetuar el nombre de Tonko, asignándole su nombre a alguna arteria local, lo ideal sería a una aledaña a nuestro principal estadio.
Carlos Tarragó C.
Presidente de Proa