El lenguaje de los despojos
En su novela Mano de Obra, publicada el 2002, la destacada escritora chilena Diamela Eltit recrea la "violencia lingüística" y social de los sujetos alienados por el trabajo, aquel que reemplaza toda aspiración de trascendencia, que los hace vivir el día, desprovistos de cualquier gran proyecto político común. Se trata de sujetos "blanqueados y nacionalizados por el uniforme del supermercado" ya sin memoria ni conciencia obrera. Agobiados por las formas modernas de producción económica, de negar la vida, angustiados en la supresión de lo vivido, reducen la vida y también la muerte a un acontecer meramente biológico. Conforman estos sujetos una comunidad acrítica de trabajadores/consumidores cuyas formas de identificación pasan por rituales verbales en los que unos a otros se degradan por medio de la violencia discursiva. Este lenguaje depreciado que identifica a sus personajes como colectividad informe, juega un papel fundamental en la construcción del Otro en esta novela.
A lo largo del relato se escuchan distintas voces de reponedores de supermercado que a modo de soliloquio describen su situación laboral marcada por la rutina, la alienación y la degradación humanas. Pueden captarse las modulaciones de una voz afásica que no sabe expresarse o nombrar lo que le sucede o de una voz paranoica colindante con la esquizofrenia que dejan entrever la desagregación discursiva, social y de alienación psíquica de las clases explotadas en Chile. Este progresivo despojo de sus personajes, a través de la pérdida de la conciencia de clase, hasta caer en la abyección social y lingüística funciona como una como una forma de vida y jerga autoprotectora que les sirve a estos sujetos como política de microresistencia frente a su realidad histórica.
Heredera de la teoría postestructuralista-crítica a las estructuras y los sistemas linguísticos-, Diamela Eltit se resiste a hablar desde un lenguaje racionalizado e instrumentalizado. Hace del cuerpo y del habla los núcleos de significación, historizándolos contra el dominio de racionalizaciones que valoran la razón lógica como la única fuente válida de verdad y autoridad, por este motivo, su proyecto no es de gusto masivo y la dificultad narrativa que presenta su escritura neobarroca aleja su obra del público general y la vuelve relevante para análisis académicos tanto en Chile como en el extranjero.
María Constanza Castro M.
Académica Escuela
de Periodismo UCN
Máster en Literatura.