Llega el verano y los estrenos, salvo excepciones, están únicamente dirigidos para que los niños y adolescentes se entretengan, dejando rezagados los títulos grandes e importantes para cuando aparezca la fiesta del Óscar o, derechamente para marzo, que es el mes donde los distribuidores concentran los filmes 'peso pesado' en materia de temas y propuestas.
En este período de sequía, debemos conformarnos con películas familiares, en el sentido más simple del término, como sucede con "Una familia espacial" que, sin ser para nada una maravilla, cumple con la receta de la temporada: entretener a los menores sin ningún tipo de complejo, con una aventura hecha más con el corazón que con el ingenio que uno espera de la animación de estos tiempos. Pero funciona perfecta como un viaje lleno de personajes simpáticos y queribles.
Este filme, es de origen y director español, pero parece completamente estadounidense porque durante todo el desarrollo del filme exalta los tópicos que el cine de Estados Unidos nos tiene más que acostumbrados: acá está la famosa estación espacial, el salón oval de la Casa Blanca y la NASA por supuesto, con su salón de científicos y las pantallas gigantescas que van siguiendo los avatares de una odisea espacial. Con todos estos elementos característicos, se arma una aventura simpática y que logra lo que pretende: hacer pasar un buen rato, sin mayores pretensiones de trascendencia y sin muchos guiños a los mayores.
Todo en su trama es simpático y ligero, teniendo a su favor que el realizador no pretende ir más allá de la mera entretención y por eso confía en la sencillez del relato contado de manera tradicional, dejando de lado cualquier atisbo de grandilocuencia o exceso de efectos especiales a que nos tiene (mal) acostumbrados el mundo de la animación estadounidense. Es, en pocas palabras, una película sencilla, que cuenta muy bien su historia. Nada más. Pero nada menos.
El protagonista de este filme de animación es Mike, un chico de doce años, hijo y nieto de dos astronautas que, lógicamente, aspira seguir la tradición familiar: convertirse en uno más de los exploradores del espacio. Pero en el fondo de su corazón lo que más desea es que su abuelo reaparezca y pueda volver a reunirse con la familia, porque está desde hace mucho peleado con los suyos.
Entre tanto, hay un excéntrico multimillonario que quiere apoderarse de la Luna para crear energía limpia, agrandar su fortuna y sobre todo, dar rienda suelta a su ego con un plan más que siniestro: desea hacer desaparecer por completo las huellas dejadas por el Apolo 11 en 1969. Esto provoca la inmediata respuesta de la Presidenta de EE.UU. quien ordena una nueva misión espacial, que tendrá implicado al padre de Mike y como es lógico suponer, los involucrará a todos porque no solo se trata de salvar el honor estadounidense, sino que además es la oportunidad de que se terminen las peleas familiares. Y de paso echar por tierra ese mito urbano de que los viajes espaciales han sido solamente un montaje creado por la NASA.
La película puede parecer demasiado ingenua en comparación con otras propuestas recientes -y de hecho a ratos el tema es excesivamente candoroso- pero ahí radica su fuerza como entretenimiento.
Se trata de un filme modesto (estamos hablando de los estándares de modestia estadounidenses), un relato directo al corazón de los espectadores que no exigen más que una historia entretenida y punto.
Por eso 'Una familia espacial' es muy agradable, se deja ver bien porque está bien articulada y se las arregla para no desmerecer en medio de la inmensa cantidad de títulos 'grandes' de los estudios conocidos como blockbuster.
Su realizador, Enrique Gato, sabe sacar el máximo de provecho de su película y no se achica para nada: se va a la segura con una historia limpia, directa y predecible que sabe contar lo que busca, aunque en verdad hacia el tercio de la historia se vuelve un poco confusa y pierde la chispa que tenía en el comienzo.
Titulada originalmente como "Atrapa la bandera", la película pudo sacar más provecho visual de momentos como el despegue de la nave de la NASA y no se esmera en destacar ese instante porque el gran defecto de esta aventura es que no saca el suficiente brillo a la historia que desarrolla. Tampoco cae en elementos sensibleros y, por suerte, los niños protagónicos son muy simpáticos lo que en último término ayuda para que todo fluya en medio de la sencilla anécdota que nos propone.
Victor Bórquez
Escritor, docente y
comentarista de cine