Carolina Collins/ Agencias
En Brasil el año que iba a estar marcado por los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, los primeros que se celebrarán en Sudamérica, comienza complicado por una aguda crisis política y económica que ha eclipsado los preparativos.
La elección de Río como sede olímpica, en 2009, se produjo en un clima de euforia económica y estabilidad política en Brasil, un panorama muy distinto al que se vislumbra para esa nación este año.
Brasil comienza el año con una economía debilitada, un gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras y una crisis política que amenaza a la Presidenta, Dilma Rousseff, con la apertura de un juicio político con miras a su destitución.
Pese a esto último, la Mandataria dijo estar optimista frente al año que comienza. "Sé que tuvimos un año difícil, pero estoy optimista con 2016", escribió el jueves en su cuenta de Twitter.
"Creo en la fuerza de nuestro pueblo y en la agenda que trazamos para Brasil. Feliz 2016", agregó y recordó que el año que entra será "importante para Brasil", por los Juegos Olímpicos.
"¡Les deseo a los brasileños y brasileñas un feliz 2016, con esperanza renovada de un Brasil justo en el camino correcto para un futuro mejor!", sentenció la Mandataria, que ayer completó un año de su segundo Gobierno.
Oscuro horizonte
Los preparativos para los Juegos Olímpicos, que son el segundo evento deportivo de gran magnitud que acoge Brasil tras el Mundial de fútbol 2014, se van visto opacados por las oscuras previsiones para 2016.
Las previsiones del mercado financiero indican que el producto Interior Bruto (PIB) del país se contraerá en 2015 alrededor de un 3,70%, el peor resultado en los últimos 25 años, y la tendencia bajista continuará este año, para cuando se espera una contracción del alrededor del 2,80%.
Los analistas del sector privado coinciden en que la recuperación de la economía brasileña no será posible este año si no se encuentra una salida a la crisis política en que la que está inmersa el país y que amenaza la popularidad de la Presidenta Rousseff.
Juicio político
A lo largo de 2016, la Mandataria deberá recabar apoyos para evitar que su díscola base aliada permita la apertura de un juicio político con miras a acortar su segundo mandato, que asumió después de ganar por un estrecho margen las elecciones de octubre de 2014 frente al opositor Aécio Neves.
El trámite del juicio político fue autorizado en diciembre por el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, pero la Corte Suprema encontró algunos "errores de procedimiento" y ordenó que todo el proceso sea reiniciado, lo que quedó pendiente para febrero, cuando concluirá un receso parlamentario que comenzó el pasado 22 de diciembre.
Cunha, quien también enfrenta un juicio político en la Comisión de Ética de la Cámara, es miembro del oficialista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del vicepresidente, Michel Temer, pero como otros dirigentes de la formación ha pasado a engrosar las filas de la oposición, lo que podría complicar la vida política de Rousseff.
Trabas al ajuste fiscal y la baja del real
Los problemas políticos también impidieron en 2015 la aprobación de gran parte de las medidas del paquete de ajuste fiscal que el Gobierno lanzó para sanear la situación del país, por lo que la jefa de Estado tendrá pendiente conseguir el apoyo del Congreso para llevar a cabo su plan. En medio de una inflación próxima a los dos dígitos, un aumento del desempleo y una restricción al crédito, la incertidumbre política y económica llevó al real brasileño a depreciarse más de un 48% en 2015.