''Star wars, Episodio VII: El despertar de la fuerza''
Éste es, a no dudarlo, el acontecimiento fílmico del año. Un espectáculo cinematográfico, en el mejor sentido de la palabra, un deleite visual para los fanáticos de la serie y una estupenda oportunidad para los que desean iniciarse en esta saga, iniciada en 1978 con el 'Episodio IV, Una nueva esperanza', filme fundacional en el concepto de ópera especial.
De entrada, debemos insistir en que cumple cabalmente con las reglas de lo que debe ser un espectáculo: es vistoso, tiene la grandilocuencia suficiente y sobre todo, no da tregua a nadie que desee ver un filme que estará -con plena justicia- entre los grandes de la temporada.
Señoras y señores: la fuerza ha vuelto a despertar y después de una década exacta desde que el creador de la serie, George Lucas terminara con los episodios I, II y III que explicaban el origen de la historia de Anakin Skywalker, el realizador J.J. Abrams se atreve y realiza una secuela, refundando en gran medida toda la historia y poniendo nuevos e interesantes acontecimientos y personajes a 'Star Wars', considerada como una película de culto de este género.
Había muchísimas dudas en esta empresa. Primero, porque en 2012 la empresa Disney compró Lucasfilm, dueña hasta entonces de los derechos de la saga. Luego, porque el director de esta continuación iba a ser J. J. Abrams quien ostentaba un currículum normal pero no extraordinario como carrera: 'Misión Imposible III', 'Star Trek' y 'Súper 8'. Esto generaba la gran duda si los nuevos dueños y el nuevo director sería capaz de otorgarle la suficiente magia y calidad a esta serie que debe estar entre lo más destacado de la cultura pop.
Lo que más se agradece es que el director siendo respetuoso con los fanáticos acérrimos de 'La Guerra de las Galaxias', se ha atrevido a entregar un nuevo punto de vista y a crear situaciones que de verdad son impactantes en la narración.
Partamos diciendo que 'Star Wars: El despertar de la fuerza' no es perfecta, pero es fascinante en su género, dejará más que satisfecho a los fanáticos. Tal vez, cuando se analice con más frialdad y distancia, nos demos cuenta que ha servido para revitalizar una serie que estaba justo en el minuto decisivo: transformarse o desaparecer.
Es cierto que el guión de Michael Arndt y reescrito por Lawrence Kasdan y el propio Abrams, tiene debilidades porque algunos personajes y sus motivaciones quedan un tanto incompletos. Pero que se ha tenido la inteligencia para urdir un trazado perfecto con la saga (en especial con el espíritu que tuvo el episodio IV y V) nadie puede discutirlo. Además, debemos tener paciencia: se trata del inicio de una nueva trilogía que, de seguro, deberá tener la capacidad para articular todas las tramas y subtramas que acá aparecen.
Lo interesante e inteligente es que el director se toma el tiempo para que determinadas escenas se desarrollen lo suficiente y otras aporten a crear un mundo regido por lo fantástico.
Pero el elemento más decisivo de todo resulta la nostalgia. Como pocas películas, acá hay un verdadero homenaje a un pasado remoto (es decir, la década del 70, cuando surgió la trilogía inicial), donde aparecen en el momento preciso personajes, frases ya míticas, elementos de la escenografía o decorados que son parte de la iconografía de la saga.
Se agradece de manera especial que el realizador Abrams no se haya quedado pegado en los efectos tecnológicos actuales. Uno de sus mejores aciertos es que no abruma con los trucos y los efectos especiales e, incluso, se regodea con trucajes tradicionales y con una paleta de colores que recuerda a cada instante que esto es un espectáculo concebido para recuperar una serie mítica en el cine de entretenimiento y gran producción.
Los nuevos personajes que aparecen en 'Star Wars Episodio VII, El despertar de la fuerza' cumplen perfectamente: son sólidos, simpáticos y generan química con los espectadores, logrando que se instalen con facilidad en la galería inolvidable de construyó esta saga.
Y un detalle clave para que esto siga funcionando como corresponde es el sentido del humor. Por fortuna, este filme no se presenta como algo grave o solemne, y cada tanto, el realizador utiliza el humor para que la película sea, por encima de cualquier cuestionamiento, un producto inteligente como entretención para la familia, para los fanáticos y para captar a las nuevas generaciones. En este sentido los que se encargan de mantener este sentido del humor y el espectáculo son Han Solo (con un Harrison Ford más viejo pero más sabio) y Chewbacca: ellos saben que tienen el peso humorístico justo en este episodio. La nostalgia, lógicamente, corre por cuenta de la ahora General Leia (Carrie Fisher) y un omnipresente Luke Skywalker (Mark Hamill).
Y desde el punto de vista de la puesta en escena y el trabajo de montaje, aplaudir la secuencia final que, lejos, es toda una demostración de dinamismo, control y certero empleo del tiempo cinematográfico. Y la banda sonora de John Williams es, por simple presencia, un verdadero deleite, aun cuando no sea realmente nueva en el sentido estricto de la palabra, pero potencia y resalta cada secuencia de manera notable.
Así, 'Star Wars, Episodio VII: El despertar de la fuerza' es película que se disfruta y se agradece, sobre todo cuando el cine comercial hace rato que nos tiene fastidiado con súper héroes de todas las clases. Es por supuesto, un estreno indispensable para este cierre de año, un filme que se entronca con el viejo cine de matiné, asumido sin complejos como un espectáculo de calidad y que sabe jugar a la perfección con la nostalgia, dejando abierta la puerta para que ya estemos ansiosos por seguir adentrándonos en una galaxia muy, muy lejana…
Victor Bórquez
Escritor, docente y
comentarista de cine