"Nos mintió, haciéndonos creer que se iba de vacaciones".
Saïd Mohamed Aggad
Padre del tercer yihadista muerto en ataques en Francia
"Sólo se le pagaron $2 millones, de acuerdo a la información que entregó a la Fiscalía".
Sergio Coronado
Abogado de la familia Haeger,
afirmando cobros del sicario
El último boletín estadístico que presenta en su página web el Plan Estadio Seguro, al 31 de octubre de 2015, da cuenta de que el 98,4% de los partidos se disputaron en total normalidad y que sólo un 1,6% registró incidentes. A simple vista, se pudiera hablar de un control respecto de la violencia en los estadios. Sin embargo, los hechos ocurridos en las últimas semanas aún no permiten una afirmación tal.
En sólo una semana, los saqueos, robos, riñas, agresiones y daños tanto a la propiedad pública como a la privada se tomaron este deporte, que infructuosamente se ha buscado devolver al hincha sano y a las familias. La delincuencia se sigue imponiendo.
El primer episodio se vivió en La Serena, a mediados de la semana recién pasada, cuando Colo Colo y la Universidad de Chile definieron la Copa Chile. Y se repitió el domingo en Valparaíso, tanto dentro del estadio "Elías Figueroa", como fuera de éste. Los 14 detenidos informados oficialmente a raíz de los incidentes, corresponden a una cifra casi inverosímil comparada con lo que todo el país pudo ver en la cancha y en las calles.
Si bien se registran sólo seis partidos con incidentes en el informe de Estadio Seguro, el nivel de violencia que se alcanza en estos juegos es determinante. Preocupa también la reincidencia de hinchadas en este tipo de hechos. Los registros de violencia corresponden a encuentros en que estuvieron Universidad de Chile, Colo Colo, Wanderers, Everton, Rangers de Talca, Curicó Unido, Huachipato y Audax Italiano. Aficionados de los clubes de mayor convocatoria nuevamente son los que se ven principalmente involucrados.
De acuerdo a Estadio Seguro, existen más de mil 500 personas con registro de prohibición de ingreso a los recintos deportivos. Pero el problema continúa. Se debe entender que la violencia en el fútbol no necesariamente parte en los estadios.
Todas las medidas para frenar esta escalada deben comenzar desde fuera del fútbol, entendiendo que muchos de los "hinchas" que generan incidentes, ni siquiera llegan a un estadio. Es violencia pura que se escuda y usa el fútbol.
Se informaba en La Moneda que se había recibido la renuncia del intendente de Antofagasta, don Julio Fabres, quien había ejercido una notable tarea en toda la zona norte. Fabres era reconocido por su impulso al desarrollo de la zona, apoyando la instalación de todo tipo de empresas, especialmente ligadas a la minería.
El mejoramiento estético de la avenida Cautín, especialmente de los cierros de la empresa, solicitó el alcalde Floreal Recabarren, al administrador de la empresa, mediante un oficio. "Los cierros de los patios del Ferrocarril continúan en estado ruinoso y no se ha cumplido compromiso de construir viviendas por la empresa".
Una tensa espera tienen los candidatos a senador y diputado en la Segunda Región; la mayoría irá a la playa o estará con su familia en espera del proceso. En senadores, se espera la pelea más incierta, ya que compiten Carmen Frei, José Antonio Gómez, Carlos Cantero y Cristian Leay, representante gremialista.
Lo normal es que el Estado o alguna otra institución lo brinde a personas que requieren de una ayuda especial a partir de su condición de necesidad. Lo paradojal es cuando las personas subsidian al Estado u empresas en la consecución de sus fines. Y ése es el caso de los habitantes de la Segunda Región.
Históricamente, los habitantes de esta región hemos subsidiado con nuestra salud, enfermándonos día a día en una secuencia mortal, al Ministerio de Hacienda que ha recibido los beneficios del salitre y del cobre y a las empresas privadas que de manera negligente y culposa han desarrollado actividades que probadamente afectan nuestra salud.
El arsénico en el agua, el acopio de plomo, el polvo que contamina son una secuencia de este actuar negligente que además de costarnos y acortarnos la vida, significa que los habitantes de esta región debemos emplear nuestros recursos económicos en un intento dramático por salvar y mantener nuestra existencia.
Para el Estado y las empresas involucradas, evitar estas acciones criminales significaba costos, o menores ingresos que no estaban dispuestos a ceder pues afectaban su rentabilidad. Los hemos tenido que asumir cada uno de nosotros subsidiando así el éxito económico de ellos.
La injusticia y abuso involucrados en esta acción son evidentes y no resisten análisis, aunque el reclamo de esta situación a algunos les parece extemporáneo, como si el cáncer y las otras enfermedades que nos asolan se esfumaran o prescribieran en el tiempo.
Si de algo tenemos certezas es que la silicosis, el cáncer, los déficits neurológicos no preguntan si usted es de izquierda o derecha, si usted rico o pobre y se distribuyen democráticamente en toda la población. Las diferencias aparecen cuando cada uno de nosotros debe luchar solo contra esta epidemia.
La idea de lograr que el Estado y las empresas que contaminan se hagan cargo de la situación terminando con este absurdo subsidio no debería entrar en la pequeña contienda, para ello hay otros espacios desprestigiados ya por su propio actuar. A no olvidar que los fines nobles deben ser alcanzados con medios dignos de esa nobleza y por tanto manchar la discusión con la pequeña ventaja de corto plazo pareciera ir contra el bien común.
César Trabucco
Sociólogo y académico Universidad de Antofagasta