Sexo, infancia y escritura: las confesiones de Pedro Mairal
"Maniobras de evasión", recientemente publicado por Editorial Universidad Diego Portales, rescata artículos, columnas y textos inéditos de uno de los escritores argentinos más honestos y talentosos.
Pasó una noche de 1997. Pedro Mairal, de entonces 27 años, miraba un programa pseudoerótico en el cable. La presentadora ("una pelirroja hermosa") sorteaba un pasaje al Caribe para dos personas. La imagen mental fue inevitable: ¿qué pasaría si el viaje fuese con la pelirroja? Así nació "Una noche con Sabrina Love" (1998), novela que obtendría el bullado Premio Clarín y sería llevada al cine por el director Alejandro Agresti. La obra, centrada en un adolescente de la provincia de Entre Ríos que gana una velada con su pornostar favorita, catapultó al escritor a la fama. Antes solo contaba con un elogiado libro de poemas "Tigre como los pájaros" (1996).
"Tengo 28 años, pero cara de 18 y me estoy atomizando, multiplicando en pantallas de televisores de todo el país con mi traje azul y mi melena escolar y las pocas frases que digo nervioso", escribe Mairal ahora en "El sobrino de Bioy", texto confesional en el que recuerda la noche en que recibió el galardón. Con humor y extrañamiento, regresa a la sobrexposición de aquellos raros días en que Rodrigo Fresán le dio un recibimiento que parecía una advertencia: "Bienvenido al estanque de los tiburones".
Es uno de los tantos momentos de su vida que el escritor revisita en "Maniobras de evasión" (Editorial Universidad Diego Portales), recopilación de artículos y columnas publicadas en diversos blogs, además de revistas de Argentina, Colombia y México. Con selección de Leila Guerriero, el volumen también cuenta con piezas inéditas que ayudan a trazar una suerte de línea de tiempo. Hay remembranzas de la infancia y juventud, disecciones del mundo femenino, confesiones varias, crónicas de viaje, sexo, cartas y reflexiones sobre el oficio de escribir, todo esto con un agudo sentido del humor y mucha honestidad.
"Este libro lo tenía dando vueltas en mi cabeza hace mucho tiempo", cuenta Mairal en un café del barrio bonaerense de Belgrano.
-¿Cómo trabajaste en la estructura? Hay claramente un trayecto coherente, cronológico, temático.
-Yo no le encontraba una estructura. Sabía que algo en mí lo juntaba, pero no sabía bien cómo era eso. Y Leila lo vio perfectamente. Entendió que el libro iba para el lado de la no ficción, lo autobiográfico. No entraron textos que yo había escrito con seudónimos en mi blog ´El Señor de Abajo'. Eso ya rompía con la idea de textos escritos con mi nombre.
-De entrada aclaras que enfrentar estos artículos te distanció de las ganas de escribir ficción. ¿Qué te atrajo particularmente del formato periodístico?
-Me parece que hacer artículos a pedido es una gran gimnasia de escritura. Sirve para salirte de vos mismo, de tus obsesiones que a veces son como un circuito cerrado. Uno debe escribir incluso con una medida. Te aplaca un poco el yo, que uno cree que es tan interesante. La verdad es que me vino muy bien. Una vez, por ejemplo, me pidieron un cuento para una revista colombiana que era ilustrado con modelos. Era un relato erótico en base a cada uno de los mandamientos. A mí me tocó "Amarás a Dios sobre todas las cosas". Entonces escribí sobre un estudiante que conoce a una chica brasilera y la ama sobre todas las cosas: sobre el lavarropas, la cama, la mesa. Ella es Dios para él. Mandé el cuento y me dijeron "qué pena. La modelo morena que teníamos la ocupamos en otro texto. Solo tenemos una modelo asiática". Entonces transformé el cuento con una chica asiática. Pasó que le llevaba mucho más tiempo al personaje seducirla y me di cuenta que quedaba mucho mejor. Lo que quiero decir es que los condicionamientos externos del periodismo pueden ser muy beneficiosos. En cambio, la idea de la página en blanco y la libertad total pueden ser como un infierno que te anula.
"Maniobras de evasión" está lleno de este tipo de apuntes sobre escritura. A lo largo de sus páginas, Mairal reconoce abiertamente sus manías literarias, elogia virtudes ajenas, piensa sobre procesos de creación y destaca lo que aprendió de César Mermet, una suerte de poeta recluso que ayudó a dar a conocer después de muerto. "Me enseñó a no resignarme con la expresión aproximada, parecida a lo que quiero decir; siempre se puede ser más preciso, siempre se puede rodear un poco más el tema para llegar a su esencia", anota en "La poesía del hombre invisible".
-Transmites lo que aprendiste del poeta y, de alguna manera, también entregas tus propios consejos sobre escritura. El libro puede ser visto, si se quiere, como un manual.
-Ojalá que un libro tenga consejos sobre escritura, mientras no sea una especie de consejero en el aire. Con lo de Mermet aprendí mucho. Es un tipo muy exhaustivo que le da vuelta a las cosas de una manera que yo nunca vi. Está bueno apuntar hacia eso pero hacerlo es insoportable, llega un punto en que lo querés matar. Pero está bien la precisión verbal y rodear un tema hasta agotarlo.
Porno mainstream "Una noche con Sabrina Love" fue, de alguna manera, el primer acercamiento literario de Mairal al mundo del porno. Luego publicaría sus elogiados "Pornosonetos" (bajo el seudónimo de Ramón Paz), además de una serie de ensayos, artículos y relatos sobre sexo y mujeres ("ya no me quedan zonas femeninas por teorizar", reconoce). En "Maniobras de Evasión" brillan especialmente "El culo de una arquitecta" y "Tocar a Gimena", entrañable crónica sobre un momento iniciático ocurrido durante la adolescencia.
-Ese recuerdo inaugura una serie de textos sobre sexo que parecieran estar marcados por la derrota y el choque con las idealizaciones. ¿Qué importancia le das a esa experiencia fundacional?
-Ahí está la primera vez, el descubrimiento de un erotismo que no tiene nada que ver con lo imaginado. En la infancia la idea de la sexualidad es rara y se cruza con el porno, que es muy distinto a la vida sexual real. El de ese texto soy yo, pero pasaron tantos años que es como otro. Hay una tercerización. Y esa historia termina con un fracaso. La felicidad sexual es muy difícil de escribir sin que sea cursi o un lugar común, en cambio el sexo malo es siempre interesante. Hay un desencuentro en vez de un encuentro. Además está tan idealizado hoy el sexo, es tan predominante. Me parece que el porno se volvió mainstream. Hasta la publicidad, la tele o la belleza femenina están regidos por el porno. Todo está pornificado".
Mairal ha diseccionado el tema desde todo ángulo, siempre con humor y un extraño sentido de la melancolía. A sus 45 años de edad reconoce, sin embargo, que se ha puesto un poco pudoroso. "El otro día decidí que no leeré más textos eróticos en público. Había muchos veinteañeros escuchando. Leí algunos sonetos pornos y me dio miedo quedar como viejo baboso. Uno no se da cuenta pero va envejeciendo. Ya no soy el veinteañero con picardía. Voy a seguir escribiendo cosas sexuales pero de una manera distinta. Quizás con menos lirismo".
-¿Cómo ves desde la distancia la adaptación cinematográfica de "Una noche con Sabrina Love"?
-Me parece que la distancia sirvió para darme cuenta de que está bueno que la hayan hjhecho. Poniendo todo en la balanza, fue mejor. La película sirvió como embajadora del libro en muchos países. Le debo mucho. Es un título que está en el disco rígido de la gente. Fue interesante además como lección de vida descubrir qué es eso, la diferencia entre los lenguajes de la imagen y la palabra, y cómo necesariamente hay una traducción al pasar de uno a otro. La historia terminó siendo finalmente la historia del director y no mi historia. Aceptar eso fue una lección. En el momento me dolió muchísimo. Me preguntaba "¿cómo sacaron esa parte? ¿cómo cambiaron a ese personaje?". Pero es así. Y te pagan para eso. Para que no jodas.
El escritor argentino dice que escribir por encargo es uno de los ejercicios que "aplaca el yo".
Por Andrés Nazarala R.