¿Socios?
Para quienes frecuentamos los diversos parajes de nuestro desierto, no deja de llamarnos la atención cómo han proliferado las centrales que generan energía mediante paneles fotovoltaicos o con aerogeneradores. Al interior de Paposo; cerca de María Elena; camino a San Pedro; junto a la ex oficina Alemania, existen centrales generadoras que incorporarán energía al SING. Como era de esperar, todos son financiados con dineros extranjeros. Y dado que hay preeminencia de capitales ibéricos, tenemos derecho a pensar que la colonización española continúa, pese a la rebeldía de los mapuches y a la cómplice connivencia de algunos sectores del parlamento.
El gobierno sólo se limitó a ceder los terrenos y cuidar el cumplimiento de las leyes. Pero, ¿Hacerse parte en el negocio?... ¡Nada!, Dificulto que se haya suscrito algún convenio referido a precios, que garantice a los chilenos que no habrá abusos con las tarifas.
De aquí, mi inquietud. Porque el norte es nuestro. El viento y el sol nos pertenecen desde que nos afincamos en estas tierras. Y tanto el viento como el sol, son los recursos renovables que permiten a esas plantas generar energía eléctrica, que después nos será vendida a nosotros mismos. Entonces la cosa es clara: ellos traen la tecnología y los recursos. Nosotros ponemos la materia prima: sol y viento. Razón hay entonces para que se nos considere "socios", con todas las de la ley. Y si bien no vamos a profitar de las pingües utilidades que obtendrán, lo menos es que se consideren tarifas justas. ¿O es que así como el agua, también vendimos el sol y el viento?
Conquistar el desierto, fue tarea que acometieron nuestros abuelos. Ellos nos legaron esta comarca indómita e hicieron del desierto un pedazo de nuestra Patria. Aquí derramaron su sangre y aquí dejaron sus vidas. Razón tenemos para demandar se nos retribuya con un trato justo. De ellos heredamos el sol y el viento, que hoy emplean las plantas generadoras.
¿Por qué entonces no sentirnos "socios"?
Jaime N. Alvarado García