Ahora que todas las señales dan por finalizado el súper ciclo del cobre, los expertos comienzan a sacar algunas conclusiones sobre qué efectos positivos y también negativos dejó esta época de bonanza económica no sólo en la Segunda Región, sino en todo el país.
Esto porque para algunos analistas sólo hubo un aumento del consumo interno en la época dorada del cobre, pero en ningún caso desarrollo, ya que por ejemplo Antofagasta exhibe en estos momentos alrededor de 36 campamentos, por nombrar algunos de sus problemas sociales y urbanísticos.
Las cifras de crecimiento estaban al tope con el cobre casi rozando los US$4 la libra, pero ahora las expectativas siguen a la baja, debido a otro factor que no pudo conseguirse: diversificar la economía con apoyo de la innovación y desarrollo de tecnologías ligadas al negocio minero.
Incluso otros hablan de 'los siete pecados capitales' que incurrió la industria y que tienen a todo al país a la espera de una recuperación que parece cada días más lejana por las malas señales desde China, nuestro principal comprador de cobre.
El tema de los 'errores' pasaría principalmente por la ganancias sin productividad, operación sin ahorro y presupuesto sin restricciones en la época de auge económico, aunque para algunos el mayor problema está en la 'adictiva' dependencia en la extracción de recursos naturales.
Incluso antes de la crisis, los economistas del Banco Mundial (BM) advertían que "si en los próximos años los países de la región no logran diversificar sus economías y que las empresas innoven más, aparte de crecer por debajo de sus posibilidades, dependerán de la volatilidad de los mercados externos".
Los análisis seguirán en los próximos meses, pero lo más certero hasta ahora es el impacto de la caída del cobre en las empresas regionales para que agudicen sus rangos de eficiencia, controlen sus gastos, apuesten a la innovación y cuiden el recurso humano, en tiempos difíciles.