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Batallas ajenas

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Estrellas muertas, la tercera novela del crítico, profesor de literatura y escritor Álvaro Bisama, es la conversación inmóvil de una pareja que se separa, en un café de Valparaíso. La anécdota principal no tiene que ver con ellos directamente, sino con una noticia que aparece en la Estrella de Valparaíso y que establece un nudo en el relato. Un nudo ciego. Mientras las cenizas caen y se escucha el crepitar de las llamas en los cerros de la ciudad, ella, la narradora mujer, cuenta cómo conoció a Javiera, militante del partido comunista desde los setentas, quién regresa desde el exilio para continuar la lucha en los noventa, en un momento en que la mayoría de los grupos organizados empezaban a "morir de inanición".

Esta novela escenifica la resaca revolucionaria de la primera década de democracia y echa mano a la nostalgia y a los lugares comunes de la izquierda chilena, en donde la universidad, lugar en el que se conocen ambos personajes femeninos, funciona como un "museo de la revolución que nunca había llegado" o como una resistencia que fue "masacrada en las trincheras". La biografía de Javiera figura como un cuento moral o fábula arquetípica, cuyo derrumbe es estrepitoso, pues se trata de una heroína caída en desgracia que intenta reconstruir un período imposible de recuperar pues, "la era de la sangre y el vértigo ya había pasado".

El personaje de la narradora, nacida en los setentas, vive su juventud en el último período del gobierno de Pinochet, perdida en esta ciudad porteña que se cae a pedazos, drogándose con jarabe para la tos y escuchando cassettes de los Dead Kennedys. Renunciando a la posibilidad de darle un sentido a su existencia, en esta nueva sociedad trizada, ya sin tejido social, vive la crisis de los 20 años aislada y, desde el futuro, ve ese período "como las sombras de un lugar que no queremos volver a visitar". La protagonista sigue la pista de Javiera hasta verla por última vez en un hotel miserable, como una estación terminal, luego la ve en la fotografía de la nota del diario, en la sección policial. Para la pareja que dialoga, todo lo que conocían se extinguió. Sienten que nunca salieron del café o del puerto. La ciudad se quemó dentro de ellos, desapareció, y el cielo se "llenó de estrellas muertas".

María Constanza Castro M.

Académica Escuela

de Periodismo UCN

Máster en Literatura.

"El autor debe defender su trabajo, no aceptar censura, ni autocensurarse"

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Daniel Contreras Palma

En sus viñetas nadie se salva. Desde la pedofilia en la Iglesia hasta los principales personajes políticos de Chile y el mundo han sido "victimas" del talento Guillermo Galindo, la mano detrás de Malaimagen, una tira cómica chilena que refleja a través del humor político y social el Chile de hoy.

Guillermo ya cuenta con ocho libros editados siendo su más reciente publicación "Boleta o factura", un libro que nace a raíz de los bullados casos Penta, Caval y SQM, que recopila algunas viñetas ya publicadas en internet, pero la mayor parte del libro se compone de material nuevo, realizado exclusivamente para la ocasión.

Su carrera partió en agosto del 2007, donde levantó un blog para crear un currículo de diseñador gráfico, pero que finalmente utilizó para publicar sus dibujos. Luego sus viñetas comenzaron a aparecer en revista Cañamo, pero no fue hasta que comienza a realizar parodias del programa de discusión política Tolerancia Cero, que alcanzó gran popularidad, sobre todo en las redes sociales, y hoy participa activamente en la revista The Clinic (semanario) con sus publicaciones.

El dibujante de humor gráfico visitará por primera vez Antofagasta en el marco de "Dibujona", festival de narrativa gráfica e ilustración que se realizará el próximo 14 y 15 de noviembre en las dependencias de Centro Cultural Estación Antofagasta.

¿Por qué en un comienzo decidiste mantener el anonimato?

-Fue una casualidad. Ocurre que yo firmaba como "Malaimagen" y se fue dando una onda como de que era un dibujante misterioso, que no quería revelar su nombre. Lo aproveché porque me resultaba divertido, además en ese tiempo no tenía Facebook y yo no soy mucho de publicar fotos, entonces era difícil encontrar una foto mía. En todo caso eso se acabó el 2009, cuando saqué mi primer libro y empecé a ir a presentaciones y esas cosas. A estas alturas es parte de la anécdota nomás. De todos modos lo que me interesa es que se conozca mi trabajo, más que mi nombre, cara, etc.

¿Cuál crees que es el momento que está viviendo la viñeta política tanto en Chile como en América Latina?

-Me parece que está bastante bien, hay bastantes autores muy buenos. Me gustaría conocer más dibujantes de humor político de otros países, pero para entender los chistes hay que conocer los detalles de la realidad política de cada país, así que está esa barrera.

¿Crees que en los últimos años la viñeta política ha vuelto con más fuerza?

-No sé, la viñeta política siempre ha estado, tiene una tradición larga y hay autores que nunca han dejado de publicar (como Hervi o Guillo). Lo que le dio un nuevo impulso al humor gráfico fueron las nuevas tecnologías y las redes sociales.

¿Has sido víctima de la censura? ¿Cuál es tu opinión sobre eso?

-Yo no he tenido problemas con eso, pero de que existe, existe. Lo que pasa es que la censura ahora pasa por un tema comercial. Si tu dibujo puede molestar a un auspiciador, el medio te pide cambiarlo, o simplemente no te llaman más. A mí hasta ahora no me ha pasado, pero sé que ocurre. Mi opinión es que el autor debe mantenerse firme, y defender su trabajo, no aceptar censura ni autocensura.

¿Consideras que el humor político engancha mejor con el público?

-No sé si el humor político engancha más o menos que otro tipo de humor, creo que hay público para todo. Mis dibujos funcionan para el público chileno, pero en otros países no se entienden y eso limita el alcance que puedan tener. Existen otros tipos de humor gráfico (como el humor blanco) que también gusta mucho y la gente también engancha con él. En gustos no hay nada escrito.

¿Cuál es el personaje que hoy proporciona más material para tus viñetas?

-Bachelet, Dávalos, la UDI completa y -por supuesto- Piñera, que está volviendo.

¿Cómo te nutres a la hora de crear una viñeta?

-Las ideas se me vienen a la mente a raíz de lo que veo, trato de estar al tanto de las cosas que van pasando en el mundo, y cuando alguna idea se viene a la cabeza, me pongo a dibujar. No es tan premeditado.

¿Cuál es tu opinión sobre la ilustración en nuestro país? ¿En qué lugar nos posicionamos en el mapa?

-Chile tiene bastantes autores muy buenos. Están Guillo, Hervi, Montt, Olea, Sol Díaz, Karlo, Álvarex, Catalina Bu, Christiano, Leo Ríos, Grotesco, Compulsivo, Sephko, Gatón, Freddy Merkén, Ninico y olvido muchos más.

¿Cuál será tu participación en Dibujona 2015?

-Voy a presentar mi más reciente libro "Boleta o factura", y estoy feliz de ir a Antofagasta, además me han hablado muy bien de Dibujona así que estoy ansioso por ir.

"La viñeta política siempre ha estado, tiene una tradición larga y hay autores que nunca han dejado de publicar".

Sus mejores viñetas

entrevista. Guillermo galindo, Malaimagen: