Desde hace al menos 13 años Alejandro Cerezo (51) lleva una doble vida. Durante cuatro horas al día este santiaguino que reside hace 20 años en Antofagasta, es el encargado de trasladar en su rol de conductor de buses sanos y salvos a un grupo de trabajadores hasta una de las tantas faenas mineras emplazadas en el desierto.
Un trabajo del cual Alejandro se siente orgulloso y que de paso le permite explorar sin problemas su otra pasión que comenzó a cultivar desde pequeño: la pintura.
Fue en su etapa escolar que este artista plástico entendió que la pintura sería su forma de expresión en la vida.
"Recuerdo el momento exacto cuando supe que la pintura iba a estar conmigo por siempre. La profesora se llamaba Adriana Rivero. Una mujer alta, morena, con rasgos mapuche. Estábamos pintando un árbol y lo pinté café. La profesora me dice: 'Alejandro los árboles no son café. Son verdes, amarillos, rojos, azules y blanco'. Para mí su palabras fueron como si me hubiesen sacado una venda de los ojos y vi lo colores", explicó Cerezo.
De ahí en más, y de forma autodidacta, Alejandro comenzó forjar su camino en la plástica inclinándose en sus inicios por el paisajismo, pinturas nocturnas y experimentando con figuras humanas en su obra. Durante su trayectoria como pintor ha desarrollado exposiciones individuales y colectivas tanto en Santiago como en Antofagasta.
Desde que Alejandro Cerezo se trasladó hasta al norte por motivos laborales, los bellos paisajes que ofrece el desierto han sido su fuente de iluminación a la hora de tomar el pincel y su paleta de colores. En ese sentido, su trabajo de conductor de buses ha sido clave en su obra permitiéndole buscar inspiración en cada viaje que realiza para traer y dejar pasajeros a través del desierto.
"Yo me nutro de la conducción. Todos los días veo amaneceres distintos. En las mañanas veo colores que la gente jamás se va a imaginar. Un artista se nutre de los que observa en su diario vivir y mi trabajo me permite justamente eso", aclaró el pintor.
En su trabajo son pocos los colegas que saben de esta doble vida de este chofer y pintor. Solo los más antiguos están al tanto de su talento con el pincel. Incluso quienes lo conocen le comentan a modo de broma que él es "esquizofrénico", haciendo alusión a que en su cabeza habitan dos personalidades.
Relatos
Hoy Alejandro sumó un nuevo logro a su carrera como artista plástico, siendo uno de los seleccionados para mostrar parte de su obra como en el Muro Sur del Museo Ruinas de Huanchaca con su exposición "Cuéntame tu Historia". Una muestra conformada por una triada de pinturas que invita al público a pasar de ser un espectador pasivo, convirtiéndolo en el protagonista de la obra a través del poder de la imaginación y el relato.
Es así como el artista presenta al espectador tres pinturas sin aparentemente relacionadas entre sí, aunque no de forma lógica. Es en esa dinámica en que el observador asume un rol protagónico al proponer él su propia interpretación de la obra e imaginar en su cabeza una historia, que va cambiando dependiendo del sujeto que la contempla.
La idea de esta exposición es que cada individuo cree su propia historia con estos tres elementos (mujer con ojos misteriosos, manos aferrándose y un cuchillo) y la plasme como relato en un libro que acompaña la muestra y que el artista pretende en el futuro transformar en una nueva obra.
"El objetivo de esta obra es que la gente me cuente su historia. Conocer su interpretación de los hechos que le presento en estos tres cuadros. El fin en sí no es la exposición, si no las historias que me cuentan, de ahí es donde voy a sacar la esencia de los tres cuadros", enfatizó Cerezo.
La exhibición podrá ser visitada de manera gratuita, durante hasta el sábado 31 de octubre, en el espacio de exposiciones "Muro Sur", de martes a domingo de 10 a 13 horas y de 14.30 a 19 horas, la entrada es gratuita y se debe ingresar por el café.
"El fin en sí no es la exposición, sino las historias que me cuentan, de ahí es donde voy a sacar la esencia de los tres cuadros".
Alejandro Cerezo, Artista plástico