Perú-Chile: la aventura de los hinchas de la "Roja" en el Nacional de Lima
CLASIFICATORIAS. Un periodista de este medio estuvo en el trascendental partido entre la selección chilena y los del Rímac en la capital peruana donde destacó el clima hostil hacia los visitantes.
"Sólo le pido a Dios, que se mueran todos los chilenos", cantaban con fervor cerca de 4 mil hinchas peruanos en la entrada occidente al Estadio Nacional de Lima, mientras un grupo de aproximadamente 300 chilenos intentábamos ingresar al principal reducto deportivo del país vecino.
El clima era hostil, pero nada embargaba nuestra emoción de llegar al gigantesco coliseo peruano a alentar a la selección nacional.
Habíamos hinchas de distintas partes del país. Concepción, Arica, Antofagasta, Santiago, Puerto Montt y cuantas comunas más se mezclaban en un sólo sentimiento.
Eran las 19.30 horas (en Perú) del martes 13 de octubre de 2015. Quedaban 120 minutos para el inicio del encuentro y los "Dale campeón, dale campeón" se repetían continuamente.
Llegada
A las 11 horas aterrizamos en el denominado "Avión de la Roja" en el aeropuerto Jorge Chávez de Lima tras cuatro horas de vuelo. En el avión se notaba la esperanza y nadie dudaba que la selección de Sampaoli nos daría una gran alegría.
Ya en recinto aéreo comenzó la hostilidad hacia los visitantes.
-No sé para que vienen si Perú les va a meter una goleada- me dijo el oficial de Policía Internacional. Solo sonreí. Pese a todo, y emulando a Jorge Valdivia, lo hizo con "respeto".
Al salir del aeropuerto, cerca de 30 policías nos escoltaron hasta lo buses mientras los peruanos nos miraban con recelo, con rabia.
Rápidamente nos llevaron a un restaurante del sector Barranco donde éramos esperados. En el camino, más de algún hincha local reconoció la camiseta del "Campeón de América" e hizo algún gesto obsceno hacia nosotros.
Faltaban nueve horas para el partido y Lima estaba prácticamente paralizado. Nadie se quería perder la "revancha" de lo ocurrido en la semifinal de la Copa América, donde los chilenos vencieron por dos a uno.
A esto se suma el trabajo de la prensa de Perú, que con diversos titulares ensalzaban el partido como si se tratara de la última batalla de una guerra.
Las horas pasaron rápidamente, y tras un breve paso por un mall de Miraflores, donde nos encontramos con el Chapulín y la "Marea Roja", el reloj marcó las 18 horas, momento de partir al Nacional.
Insultos
Llevábamos más de una hora arriba de los buses y no se veía el principal estadio de Perú. La congestión de las calles era impresionante, pese a que íbamos escoltados por policías.
Tras casi dos horas, llegamos a las inmediaciones del Nacional. Había que caminar un trayecto de seis cuadras hasta nuestra entrada.
Íbamos cantando, gritando y bailando, hasta que llegamos a la calle que conducía al coliseo y escuchamos las estruendosas pifias de los peruanos.
-Chucha, parece que nos están esperando, gritó un chileno. Había temor, más aún al percatarnos que la escolta policial simplemente desapareció.
Luego de organizarnos seguimos camino, nada nos detendría hacia el Nacional. Ya una cuadra antes nos enfrentamos a los hinchas locales que no paraban de insultarnos y tirarnos objetos. La policía no hacía mucho por evitar los incidentes.
Tras pasar el primer control llegamos a la avenida Estadio, la entrada principal al reducto donde nos encontramos con otros 4 mil peruanos esperando entrar.
Los "ce a che í" se apagaron y entró el miedo. Era cosa que un sólo chileno respondiera un insulto para que todo terminara en una riña, donde obviamente, éramos inferiores.
Incluso no faltó el hincha desaforado que agarró algo del excremento que dejaban en el piso los caballos policiales y lo tiró contra nosotros.
Pese a todo logramos entrar al estadio, siendo recibidos por una silbatina monumental.
"Chilenos de mierda" nos gritaban desde los palco en el momento que nos acomodábamos en nuestros asientos.
Al rato salieron las selecciones y las pifias al himno nacional que fueron ensordecedoras.
En uno de los palcos, un niño que no superaba los 5 años nos escupía e insultaba. Nosotros lo mirábamos y nos reíamos.
Partido
Empezó el partido y rápidamente llegó el primer gol de Sánchez. Ahí se acabó la fiesta para los peruanos.
Un estadio que era un estruendo se volvió mudo. Ni siquiera la ventaja de 2 a 1 con goles de Jefferson Farfán volvieron a "prender" al público.
Ya con el empate chileno y la posterior conversión de Alexis Sánchez para el 3 a 2 el hincha peruano se vino abajo. Ya no habían insultos ni cánticos.
A los 20 minutos del segundo tiempo comenzó a salir la gente del recinto. La fiesta se había acabado para ellos.
Los "Dale campeón" seguían por parte de los chilenos mientras que en la cancha Valdivia y Sánchez bailaban con los locales.
Terminó el partido y cantamos el himno nacional en medio de la tristeza de los locales. Se escuchó fuerte y claro.
Lo que vino después es anecdótico. La policía nos retuvo en el recinto por una hora hasta que llegaron los buses y de ahí escoltados hasta la propia sala de embarque.
Muchos de los hinchas chilenos estábamos cansados de la aventura de largas horas por ver a la selección. Pero la alegría era mucho más fuerte.
Es que la "Roja" está haciendo historia y lo que estuvimos esa noche de primavera en el hostil Nacional de Lima somos parte de ella. Un 4-3 en el camino a Rusia 2018.
500 hinchas chilenos llegaron hasta el Estadio Nacional de Lima para ver el triunfo de la "Roja".