Que un director como Ridley Scott -alguna vez un cineasta brillante e inspirado, dueño de dos obras maestras de la ciencia ficción como 'Alien, el octavo pasajero' (1979) y 'Blade Runner' (1982)- se aventure muchos años más tarde con un filme del mismo género como 'Misión Rescate' (The Martian, 2015) es, a todas luces, un desafío mayúsculo del que sale relativamente bien parado.
Es que el director de 'Prometeo' se embarca en una aventura casi realista de un astronauta abandonado en el planeta Marte, el cual deberá sobreponerse al vacío, la soledad y el desamparo para sobrevivir a toda costa en un medio hostil y desconocido. Scott lo hace muy bien en el aspecto visual, sonoro y los efectos especiales, aun cuando su película parece a ratos sucumbir al típico modelo hollywoodense del héroe que puede contra todos para alcanzar sus metas.
Un dato interesante es que Mark, el protagonista, queda abandonado sin que se especifique cuándo ocurre este hecho, lo que de alguna manera conecta con el espectador en el sentido de que esta historia, en su atemporalidad, puede estar siempre vigente. Además, cuando la NASA acaba de anunciar de que en Marte hay agua, hasta el más suspicaz se pone a pensar en que esta coincidencia casi parece una estrategia publicitaria.
Dejando de lado estos detalles, el filme es una eficiente maquinaria realizada para mayor gloria del actor Matt Damon, quien pasa casi todo el largo metraje solo, hablando consigo mismo y enfundado en un aparatoso traje espacial.
'Misión Rescate' pareciera ser la más lograda de las películas ambientadas en el planeta rojo: la fotografía, los decorados, los elementos visuales, el desplazamiento de los objetos en el encuadre con el fondo de Marte son realmente espectaculares, sin dejar la sensación de falsedad en la puesta en escena.
En el comienzo, seis astronautas están en una misión en Marte, cuando de desata una feroz tormenta. En medio del caos, y camino al módulo que los trasladará a la Tierra, el astronauta Mark es golpeado por un pedazo de antena, quedando sin sensores, por lo que la comandante lo da por muerto.
De este modo, los compañeros de Mark comienzan su viaje de regreso, sin saber que Mark no ha muerto sino que, malherido, deberá usar todos sus conocimientos e ingenio para tratar de sobrevivir en Marte, casi sin agua, con poquísimo oxígeno y comida que solo le podrá alcanzar para unas cuantas semanas. Pero Mark deberá arreglarse de algún modo en ese medio hostil, manteniendo la cordura, la esperanza y una dosis bastante elevada de humor que le permitirá sobrevivir y convertirse en un marciano.
Todo lo que transcurre en Marte es fascinante en su concepción visual, en el modo en que el director va armando la sobrevivencia de Mark y en los elementos que él emplea para tratar de seguir con vida en el planeta. Pero, por desgracia, el filme no transcurre solamente en Marte: aparecen los científicos de la NASA, los cinco compañeros que viajan rumbo a la Tierra y un sinnúmero de otros personajes que van a tener algún papel en el desarrollo del tema, todo lo cual resta ese clima de solemnidad y fascinación inicial y convierte a la película en una muy entretenida aventura con elementos ya vistos, con diálogos y personajes obvios y con ese típico aire triunfalista estadounidense que contamina todas las grandes ideas.
De este modo, la película se fracciona, se divide, quedando la odisea de Mark como el eje fundamental -todo esto apoyado con el humor y la ironía que destila el personaje de Matt Damon en plena desgracia- y los otros acontecimientos como un elemento bastante recurrentes en filmes de este tipo.
Con un elenco con gran cantidad de "estrellas" -Jeff Daniels, Michael Peña, Kristen Wiig, Sean Bean, Kate Mara y Chiwetel Ejiofor, Jessica Chastain- es evidente que el director Ridley Scott debió hacer más de una concesión en cuanto a la manera en que imaginó su filme, donde se nota claramente que podría haberse tratado de una gran aventura espacial y terminó convertida en un muy inteligente producto made in Hollywood.
El guionista Drew Goddard hace los mayores esfuerzos para adaptar la novela original, respetando todas las explicaciones y aspectos técnicos y científicos a un nivel tal que cualquier espectador logra entender tantos procedimientos y detalles propios de un vuelo interestelar, aun cuando igual destila por ahí ese clima patriotero estadounidense, sobre todo en la secuencia final.
Frente a una película como ésta, no se puede dejar de pensar en la grandeza de Stanley Kubrick cuando hizo en 1968 su maravillosa '2001, Odisea del Espacio' donde con elementos similares, fue capaz de llegar hasta las últimas consecuencias en el sentido majestuoso y solemne que este filme roza. Así, 'Misión Rescate' es una película interesante, entretenida y no desechable que pudo ser una pieza definitiva en el género, pero se quedó en las buenas intenciones.
Periodista, Magíster en Edu. Escritor, Académico U. A.
Víctor Bórquez N.