Antofagasta hacia Chile
Entre los múltiples obsequios literarios que recibí en Antofagasta, están, el impagable dibujo de Andrés Sabella y el ejemplar número 90 de Colecciones HACIA. Ambos obsequios vinieron de las manos del maestro del Norte.
HACIA es una publicación de larga data. Siempre referida a la tierra, al hombre y a la poesía. Por años dirigida e ilustrada por don Andrés. Edición pulcra, muy cuidada y agradable de leer. El citado número contiene la selección titulada "El viento y su acordeón" del autor Antonio Rendic, conocido también por Ivo Serge, su seudónimo. Este médico y poeta es considerado un hermanable apóstol de la profesión galena en la Perla del Norte y toda la pampa.
Y es a la vez una firme luz en la poesía chilena. Considerado siempre por la crítica grande y los creadores del continente. No obstante debió haber tenido mejor destino en todo nuestro país. No ha sido, a mi juicio, lo suficientemente difundido. Ya en los brazos de la senectud, lleno de dulzura creadora es uno de los más preciados tesoros del espíritu de Antofagasta. Don Andrés lo llama "el médico de los pobres", ya que la paga por atender a un hermano jamás le interesó. Poeta al fin, la materia es sólo un mendrugo dentro del inconmensurable tesoro que guió siempre su vida activa. Fueron más de cincuenta años de servicio y poesía. Afortunado nuestro país donde se ha dado esta escasa simbiosis entre arte y medicina. (Tenemos en esta huella al Dr. Elías Sepúlveda de La Serena, extraordinario ser humano, médico y profunda metáfora en una sola acción. Y en nuestro Temuco Germán Rojas Neumann, concertista de nota nacional y silencioso poeta.)
Cuando el maestro Andrés Sabella, inventor del Norte Grande presenta al Dr. Rendic, lo hace sobre la base de sus versos motivados por el gran significado y concepto espiritual del ESTE: "Al ESTE, siempre al este. La esperanza/ está en oriente y el Oriente es Dios." Rendic es un poeta luminoso y su visión cristiana del camino vital lo entronca también a culturas como la de nuestros padres mapuches, donde este punto cardinal es nacimiento, conducta y fin de la existencia. El este, siempre el este lleno de vida. "Y allí, con las pupilas hacia oriente,/ sentiremos , dormidos, en la frente/ el beso de la luz, que es el de Dios."
El Dr. Rendic es otro cantor del Norte. Y es notable su visión del hombre, la mujer, las esperanzas del pampino. "Qué poder invisible y sobrehumano/ tus músculos impulsa, que el desierto/ salta en astillas a tu golpe experto/ y rompe en oro la matriz del llano". Y la mujer: "Tostada como el desierto/, como la pampa, morena,/ con una boca de fuego/ y dos ojazos que queman". Y la silicosis: "Azufre, gas anhídrido/ que embiste fiero el pulmón". En fin, la puna, toda la vida, la neblina: "Va envuelta en sedas de luna". Bien Sabella, el gran Rendic. Poesía. Hacia Chile. HACIA de Antofagasta.
El Diario Austral, Temuco, 15 de enero de 1987).
un santo para antofagasta