Alberto Ayala Gutiérrez, el perfil del astuto 'nuevo fiscal' regional
AUTORIDAD. El persecutor es un hombre austero, de pocos gastos, repite que "quiere mucho a la Fiscalía", de allí que parece nunca haber pensado en dejarla.
"Cero problema". Esta es una de las frases que más repite el fiscal Alberto Ayala Gutiérrez en sus conversaciones.
El actual fiscal regional de la Metropolitana Oriente y futuro fiscal regional de Antofagasta es reconocido por su inteligencia, sagacidad y capacidad para tender puentes hacia amplios sectores, especialmente políticos.
Un hombre al que no pocos definen como uno de los grandes poderes del Ministerio Público y que mantiene como uno de sus objetivos, precisamente ese: llegar algún día al máximo cargo de la influyente institución.
Ayala egresó de abogado desde la Universidad de Chile en 1985 y quince años después se convirtió en el primer fiscal regional de Antofagasta, en el génesis de la reforma procesal penal.
Desde entonces, ha hecho una carrera única. Ganó la Fiscalía Regional de Los Lagos, luego la Metropolitana Oriente y nuevamente Antofagasta, siempre antes de cumplir los ocho años que por ley tienen estos persecutores como máximo de permanencia en el cargo.
El poder
Quienes lo conocen dan cuenta que Ayala es precisamente un tipo que sabe acercarse al poder, de todo tipo. Se le reconoce como un hombre más cercano a la Nueva Mayoría, antes la Concertación, pero con buenas cuñas en la UDI y RN.
Jamás habla mal de nadie en público. Incluso en medio de la polémica con el fiscal Carlos Gajardo, negó cualquier impasse con el abogado.
"Así es él. Tiene habilidades políticas de la vieja escuela y es capaz de dejar contentos a la izquierda y la derecha", precisó un consultado.
Un punto clave es que Ayala no improvisa nada. Trabaja planes a varios años, identifica qué quiere hacer, cómo lo conseguirá y hasta maneja un plan alternativo en caso que el original no pueda concretarse.
Así se explica que su idea original era suceder a Sabas Chahuán de la Fiscalía Nacional, pero al quedar fuera, luego de acusársele de presuntas filtraciones al Ministerio del Interior en el caso SQM (empresa a la que prestó servicios hace años), ya manejaba la alternativa de Antofagasta, cargo que quedará vacante tras cumplirse los ocho años de Cristian Aguilar.
Tampoco trabaja solo. Junto a él siempre ha estado un grupo definido como un "bloque infranqueable". Destaca especialmente Héctor Fernández, su mano derecha, director ejecutivo de la Fiscalía Regional Metropolitana Oriente, a quien se define como su operador, o el hombre que va concretando los planes y la gestión general del trabajo.
"Mientras Ayala es un encantador, a veces algo disperso, Fernández, ejecuta", se dice.
Se suma José Veyzaga, quien es su hombre en el trabajo mismo de la Fiscalía y cierra el conjunto Tamara Farren, jefa de la Unidad de Atención a Víctimas y Testigos. Ellos le han acompañado en casi toda su historia en la Fiscalía.
Redes
Cuando el fiscal nacional era Guillermo Piedrabuena, Ayala era uno de sus "regalones" y era habitual que lo subrogara durante las vacaciones. A este respecto, se precisa un dato: el fiscal nacional tiene un listado de subrogantes, que es numerado, y así se sabe quiénes están más cercanos a él. Durante mucho tiempo Ayala fue el subrogante número uno de Piedrabuena, y de hecho era el hombre al que le dejaban (en febrero) las decisiones de los sumarios complicados.
De ese modo, cuando había que "ejecutar" a alguien, generalmente Piedrabuena se iba de vacaciones y quien "cortaba la cabeza" era Ayala. En ese sentido era un incondicional de Piedrabuena y ello le permitió ser uno de los primeros fiscales regionales que se cambió de región (de Antofagasta a Los Lagos), vulnerando -se dice- el espíritu de la ley, que prohibe la reelección de los fiscales regionales.
Arribo hasta la capital regional
Pero Ayala -quien ha mantenido el silencio hasta que llegue a Antofagasta- niega en privado cualquier irregularidad con sus continuos cambios. Está convencido que no hiere ni la ley, ni su espíritu, al cambiar permanentemente de región. Otra muestra de su astucia y capacidad de navegar es que tras la salida de Guillermo Piedrabuena, supo acercarse a Chahuán y durante un buen tiempo también fue su primer subrogante, aunque posteriormente el actual fiscal nacional -que dejará el cargo- comenzó a rotar las subrogancias, justamente para evitar este tipo de comentarios. Sin embargo, fue y sigue siendo un hombre muy cercano a Chahuán, Jorge Abbott Charme y Solange Huerta. De allí que las versiones respecto a la relación con Chahuán sean contradictorias respecto a en qué pie están. Con su nominación en Antofagasta, parece evidente que siguen siendo bastante buenas, lo mismo que sus relaciones en Antofagasta, donde abunda su prestigio y su reconocimiento como un hombre de poder e inteligencia. Su arribo en octubre pasa a confirmarlo.
15 años suma en la fiscalía el abogado y siempre como fiscal regional en
Antofagasta, Los Lagos y la Metropolitana Oriente.