El académico Antonio Rendic
De súbito, entra a la ciudad un soplo de pura y fuerte sustancia universitaria conmoviéndola y henchiéndola, favoreciendo más a las universidades que aquí desarrollan sus tareas: se encuentra entre nosotros el doctor Amador Neghme, Presidente de la Academia Chilena de Medicina, Instituto de Chile.
La presencia del Dr. Neghme no es una "visita de médico". Es la visita de un médico que nos trae salud de inteligencia, porque trae una honra que entregar a un médico nuestro que, por espacio de sesenta y cinco años, ha sido la mano generosa tendida a los enfermos y desvalidos, sirviéndoles en doble compromiso de amor por el de Cristo y por el de Hipócrates. Llega el Dr. Neghme para validar el grado de Miembro de la Academia Chilena de Medicina al Dr. Antonio Rendic Ivanovic, otorgándole a la ciudad un alto resplandor profesional. Esta riqueza la debemos agradecer a quien nos la forjó, día a día, con el ejercicio y la ternura que coloca en el sano cumplimiento de su deber; se la debemos agradecer a este varón alto y firme, que madrugando, sale a consolar en cuerpo y alma, a este hombre que encarna la realidad del universitario, que es realidad de universalidad, activo en mejorar dolencia y activo, también, en mejorar angustias, con la blanca entonación de su lírica, en una de cuyas estrofas leemos que:
"Amar es ir sembrando por la vida/ rosas de paz que curan toda herida./ Si tú las siembras, las cosecha Dios".
El Dr. Rendic, fiel a los consejos de Andrés Bello, nunca olvidó que desarrollaba su actividad en nuestro Norte, preocupado por estudiarlo, acordando sus realidades con nuestra gente; fue profesor y, en horas de peligro para la ciudad, su sapiencia lanzó un alerta de vida, salvándola del arsenicismo que la atacaba en sus aguas. De este modo, obtuvo el fuero de Médico de Antofagasta.
"Amor decora mis días/ y embellece mi jornada./ ¿Cabe mayor alegría…?/Para mí no pido nada".
No pide, porque es de los elegidos, de los que no ignoran que la única riqueza es la del corazón y su corazón es poderoso caudal de bien, ambicioso, únicamente, de esta triple alianza que proclama en uno de sus sonetos: "que haya justicia, comprensión y paz".
A este nortino universal ha premiado la Academia Chilena de Medicina, reconociéndolo en su vigilia de bien y de salud. El Dr. Héctor Orrego Puelma anota que "el trabajo médico tiene una extraña cualidad: la de crear una familia con sus disparidades de opiniones y de caracteres, pero con un nexo real, aunque invisible para algunos, de estimación y de confianza". El doctor-poeta Antonio Rendic Ivanovic creó familia numerosa, de ardiente gratitud, porque partió de la humanidad, avanzando a la humanidad.
un santo para antofagasta