Desconfianza ciudadana
"Los políticos vienen haciendo agua desde hace bastante tiempo y el tema parece no tener fin".
E n una reciente entrevista, la senadora Isabel Allende se quejó ante la prensa porque, según ella, ésta estaba siendo demasiado dura con el mundo político. Vamos por parte. La reciente encuesta CEP, ante la pregunta referida a la confianza que se tiene en las instituciones y sistema político, el Congreso ocupó el penúltimo lugar, mientras que los partidos políticos se ubicaron en el último. Estas dos instituciones son las representantes del mundo político. O sea están por el suelo, exponiéndose a que en el próximo sondeo se ubiquen en el subterráneo.
La verdad es que los políticos vienen haciendo agua desde hace tiempo y destacándose, no por una labor eficiente, creativa y constructiva, sino por actuaciones reñidas con la ética, lealtades e incluso con las leyes. Lo peor de todo, es que cada día que pasa, las situaciones que van saliendo a la luz pública, van acrecentando la desconfianza y reflejando una falta de sintonía absoluta con lo que la gente espera de ellos. Probidad, entrega, consecuencia, seriedad, coherencia, trabajo ¿es mucho pedirles?
Se dice que la confianza es como un cristal, si se rompe, por más que la peguen nunca va a quedar igual. Menudo dilema para los políticos y, obviamente, también para la ciudadanía ya que de alguna forma ésta está maniatada por un sistema, en el cual los partidos tienen el sartén por el mango, en cuanto a las designaciones de los candidatos, que, mayoritariamente, se mueven en un abanico de escasa renovación.
Las muestras o señales de cambio que los ciudadanos esperan de la clase política, no son meros discursos o declaraciones de intenciones, sino demostraciones claras, concretas y convincentes de su interés y honestidad en recuperar la credibilidad y confianza perdida. Sin duda que la tarea es complicada.
Me atrevo a proponer dos decisiones que podrían contribuir a ir despejando el oscuro panorama, que hoy cubre a la clase política. La primera sería que los parlamentarios, aprueben el reintento, anunciado por Giorgio Jackson, de rebajarse los sueldos. La segunda, que de una vez por todas, aquellos congresistas que han financiado sus campañas a través de los mecanismos ilícitos que hoy se investigan y no han sido individualizados, levanten la mano antes que sean los fiscales quienes los desenmascaren, ¿será posible?
Carlos Tarragó
Presidente de Proa