Encuesta CEP y desconfianza
Pese al oscuro escenario, casi un 70% de los encuestados dice estar satisfecho con su vida.
Si el ambiente estaba tenso en el mundo político, la última encuesta CEP llegó a enturbiar más el panorama. A la baja en la aprobación de la Presidenta Michelle Bachelet se suman los movimientos en el tablero de los presidenciables, como un apresurado juego de ajedrez.
Pero hay un antecedente que este sondeo muestra en todo su esplendor y que deberán tener en cuenta quienes lleguen efectivamente a competir por la piocha de O'Higgins: La desconfianza. Los chilenos hoy desconfiamos de la política, de los tribunales, de la Presidenta, de los empresarios, de la iglesia… De todo. Y la responsabilidad de eso es bien compartida.
Una de las cualidades que tenía Bachelet en su anterior gobierno (con la tranquilidad que probablemente le daba administrar el país sin redes sociales fulminantes y sin su hijo involucrado en casos judiciales) era principalmente la confianza. Nunca fue lo suyo el liderazgo ni la capacidad de resolución de problemas. Pero sí la confianza y la cercanía, atributos que hoy la rehúyen.
Hoy, este sondeo muestra que la desconfianza hacia la Presidenta aumenta casi 30 puntos desde julio del año pasado. Y sólo un 26% continúa considerándola como alguien cercana.
Y no son los únicos caídos en desgracia. No vale la pena referirnos a los conglomerados políticos (ninguno llega al 15% de aprobación) ni al Congreso. Pero sí llama la atención que una de las instituciones que está bordeando el piso en cuanto a la confianza en su gestión son los tribunales (un 75% se declara insatisfecho con la administración de justicia), sólo superados precisamente por el Parlamento y los partidos políticos.
La pregunta es cuánto de esa mala evaluación tiene que ver con una crisis real y cuánto con la forma en que los medios de comunicación, sobre todo la televisión, manejamos la pauta noticiosa, tema que ha sido materia de estudio teórico desde que el periodismo es periodismo. Cuando las noticias se centran casi completamente en los asaltos, portonazos, cajeros automáticos que vuelan por las calles y un largo etcétera, se entiende que la ciudadanía considere que la delincuencia es el mayor problema del país (aumentó 14 puntos desde abril) y que los tribunales no hacen su trabajo.
Pese al oscuro escenario que se ve en la CEP, casi un 70% de los encuestados manifiesta estar satisfecho con su vida… Entonces, o nos gusta vivir asustados y enojados o, como dijo alguien, la sensación térmica en realidad es peor que la temperatura real en delincuencia y política.
Karen Trajtemberg
Académica de la Universidad Adolfo Ibáñez