Feliz 18, Sr. lector. No opinaré sobre actualidad esta vez, sino que compartiré algunas reflexiones sobre estas fiestas. ¿Por qué los chilenos celebramos con tanto vigor nuestros días nacionales? A Irene, mi novia mexicana, eso le llama mucho la atención. Si lo pensamos bien, en el 18 de septiembre de 1810 no declaramos nuestra independencia ni ganamos una batalla, sino que formamos, en nombre del Rey, una junta de gobierno. Un evento bastante soso. Quizá la razón esté en el calendario. En septiembre se inicia la primavera. Se aleja el frío invierno y las flores se asoman con su aroma y color. Y con ello nuestros deseos de festejar.
Tales motivos climáticos pueden carecer de sentido en Antofagasta, al estar en el desierto más seco del mundo. No obstante, hay dos temas que nuestra comunidad debe tener en cuenta.
Primero, nuestra bandera aquí es más que un símbolo. Es el testimonio de una victoria. Si nuestra región (salvo Taltal) es chilena esto fue gracias a nuestro triunfo en la Guerra del Pacífico y a los compatriotas que sacrificaron todo en ella, incluyendo sus propias vidas. Nosotros debemos celebrar el 18 con una enorme gratitud por todos nuestros vencedores y eso parte por conocer nuestra historia, sin el desaire del olvido. Un pueblo sin historia no es una nación. Pero una nación sin futuro es sólo una secta.
Segundo, debemos tener también gratitud por lo que significa Chile y en particular Antofagasta. Una tierra en la que muchos buscan cumplir sus sueños. Si investigamos en nuestras genealogías, probablemente encontraremos un inglés, o un croata, o un griego, o un español, o más recientemente un colombiano, que llegó aquí desde lejos y que con curiosidad y regocijo comió su primera empanada y bailó su primera cueca.
Por ello, quisiera yo saludar a todos aquellos quienes celebrarán aquí su primer 18 sin importar origen, raza o credo. Sean bienvenidos. La mesa está servida.
Mención aparte merece Tocopilla. Ojalá que, pese a su reciente dolor, sus gentes sean bendecidas con alegría en este 18. Un gran abrazo para todos ellos.
Finalmente, se acerca Yom Kippur. Ignoro si hay judíos en Antofagasta, pero aunque haya sólo uno, le deseo Gmar Jatimá Tová.
Y buena firma para toda la región. ¡Felices Fiestas Patrias!
PD: Si conduzcan, no beban.
Ricardo Arturo Pulgar B.
Economista de la PUC